Mientras que la selección española goleaba a Costa Rica, Larrea presenciaba su segundo partido como presidente en funciones. Después de ejercer como tesorero durante 28 años en los entresijos de la Ciudad del Fútbol de las Rozas, Juan Luis se hizo con la presidencia de la RFEF con el anhelo de seguir en el cargo hasta 2020, momento en el que deben convocarse nuevas elecciones tal y como lo estipulan los estatutos.
Lo cierto es que aún se desconoce si éste llegará a comerse el turrón, pero es el primero que sabe que esta situación no podrá seguir en ‘stand by’ mucho tiempo más. El polémico despido de Claramunt -ex directora de marketing- agravó una crisis institucional entre jugadores y mandatarios que a día de hoy sigue sin solventarse y que, posiblemente, ponga punto y final a la fugaz etapa del ya antiguo tesorero.
Larrea ha querido ‘lavarse las manos’ en todo momento, hasta el punto de incorporar a LaLiga en su junta directiva. Sin duda alguna, una decisión totalmente opuesta a la idiosincrasia de los imputados en la ‘Operación Soule’, pero ni con esas ha conseguido ganarse a la mayoría. Su deseo de quedarse es una auténtica utopía debido a múltiples frentes que a día de hoy sigue teniendo abiertos.
El pasado jueves hubo una reunión entre Larrea y Infantino, donde el presidente en funciones de la RFEF hizo hincapié en que está intentando transmitir cierta tranquilidad en todos los ámbitos. Por su parte, Gianni Infantino, cabeza visible de FIFA, apoyó la iniciativa del mandatario español. pero ni las palabras de Infantino parecen convencer a Juan Luis.