Balaídos acogió la vuelta de la Copa del Rey del Celta de Vigo y el Eibar. La cosa pintaba de cara a los celestes, tras ganar al Leganés y con un 2-1 favorable en la ida. Por su parte, el Eibar deseaba continuar con su buena racha de victorias contra Betis y Deportivo Alavés.
Este resultado provocó lo predecible. El conjunto de Unzúe sacrificó la posesión en pro de ganar solidez defensiva. El Eibar fue el encargado de poner el componente ofensivo, pero sin efectividad ni peligro para Sergio. Fueron pasando los minutos el ataque de los de Mendílibar se fortaleció pero sin terminar de llegar a buen puerto.
El Celta, por su parte, intentó sin éxito coger protagonismo en el plano ofensivo con acciones individuales de jugadores como Emre Mor sin ningún peligro real. Así, la primera parte terminó con poco fútbol por parte de ambos equipos y menos remates. Tan solo 4 de los visitantes y uno de los locales en los primeros 45 minutos.
La segunda parte fue otra cosa. Ambos equipos salieron diferentes. El partido ganó en revoluciones e intención de ambos equipos. Las oportunidades comenzaron a llegar al área celeste en botas de Kike, Charles y Bebé. Esto hizo esforzarse al máximo a Sergio ante una defensa un poco tibia.
Sin embargo, la falta de acierto de los delanteros de Ipurúa que permitió al celta seguir tranquilo, pues el tiempo corría a su favor. Más acciones individuales sin llegar a ser muy claras pero con mayor frecuencia y efectividad hicieron llegar los primeros disparos a las manos de Dmitrovic.
El minuto 68 comenzaron los cambios: en el Eibar salió Jordán y entró Julen Azkue y en el Celta, unos minutos más tarde, Guidetti dejó sitio a Aspas y Radoja a Lobotka. Con estos cambios el Celta comenzó a crear un poco más de fútbol y a disputar la pelota al rival. Estos siguieron intentando marcar un gol que nunca llegaría. Y como todos sabemos, si no marcas las que tienes, lo pagas caro.
Para terminar el partido, Sergi Enrich entró al campo por Kike en el minuto 81 y Daniel Wass por Emre Mor en el 88. Y en la jugada siguiente, Iago Aspas tira un desmarque a la espalda de la defensa. Este queda solo contra el portero. Le tira un amago y termina por derribar al de Moaña. Penalti claro que transforma él mismo en el 90.
En resumen, el Celta ganó la eliminatoria gracias al partido de ida, la picardía y efectividad de Iago y a la piedad del Eibar que no remató las que tuvo.