El Nàstic ha sido toda la vida un club de segunda división. Ha estado en primera un par de veces en su historia, la más reciente en la temporada 2006/2007 y en categorias cercanas al infierno como Segunda «B» y Tercera. Pero los grana han pasado las últimas décadas deambulando por la categoría de plata del fútbol español. Aún así, siempre me ha fascinado la capacidad de fichar jugadores que han sido estrellas de Primera División en su época. Achille Emaná fue uno de ellos. Pero hoy no hemos venido a hablar de él, sinó de la pieza probablemente más importante del Nástic para este temporada, Uche.
El jugador de 33 años empezó su aventura futbolística española en el Racing de Ferrol. 4 temporadas después, en 2004 fichó por el Recreativo de Huelva. Después se fue al Getafe, y pasó también por Zaragoza, Granada y Villarreal. En junio de 2015 decidió cruzar el charco y firmó por el Tigres de Méjico. Pronto echó de menos la mejor liga del mundo y volvió, esta vez a Málaga. Finalmente, en 2016 fichó por el Club Gimnàstic de Tarragona.
Sus inicios en el club grana no fueron los soñados por los aficionados ni por el propio jugador. Aun así, poco a poco se fue adaptando al equipo y acabó siendo una pieza clave para la salvación in extremis del Nàstic con 8 goles. Esta temporada ha vivido un inicio mucho mejor. En lo que va de liga ha anotado 6 goles muy importantes que han servido que pese a la irregularidad del equipo esté un punto por encima de la zona de descenso con un partido menos.
Uno de los goles más importantes del nigeriano esta temporada fue en la jornada 15 en Los Pajaritos ante el Numancia. En el 87 anotó el tanto de la victoria que le daba al Nàstic tres puntos importantisimos. Desgraciadamente sufrió una lesión en ese gol que le ha mantenido apartado estas dos semanas, pero para la alegría de la afición, y la suya, podría volver a aparecer este mismo fin de semana ante el Sevilla «B». Uche es la esperanza grana.