Como si de una batalla se tratase, el Real Oviedo saltó al Carlos Tartiere con las ideas muy claras. El estado del césped hacía presagiar que el encuentro sería como un duelo en el que el físico supondría un papel importante. Fue ahí, en el barro, donde el conjunto asturiano se desenvolvió mejor que su rival. Sin complicarse en defensa, con las ideas muy claras en ataque y con más de 12.000 almas dejándose la garganta en un partido clave. Porque ayer se partió, aunque solo sea un poco, la clasificación. Y el Oviedo está arriba. Un sinónimo de alegría, de que se están haciendo las cosas muy bien. Ahora, los azules se centran en el próximo duelo, el penúltimo del año, frente al Sevilla Atlético a domicilio.
- Campo de barro. El Oviedo y el oviedismo sufrieron un ‘déjà vu’ en forma de barro. La historia más reciente, los campos impracticables y un balón que no rodaba. Porque el césped del Tartiere volvió a recordar a aquel que sufrieron los jugadores del club azul hace no mucho tiempo. No estaba en buenas condiciones, pero eso no fue un problema para el equipo de Juan Antonio Anquela. Salieron a por todas desde el principio y supieron defender con uñas y dientes un triunfo que sabe a gloria.
- Los jardineros. Pese al estado del terreno de juego, que se pudiese jugar fue, en buena medida, gracias a la gran labor de los operarios del Carlos Tartiere. Su trabajo antes del partido y durante el descanso fue clave para que la disputa del partido. Todos ellos se llevaron una merecida ovación del Tartiere. Además, al final del partido, los futbolistas del Real Oviedo tuvieron un bonito gesto con ellos entregándoles sus camisetas.
- Diegui mira a Rusia. El canterano oviedista puso una moneda más para comprar el billete al Mundial de Rusia 2018. Partido descomunal del carrilero. Sacrificio y esfuerzo en defensa. Un ejercicio de valor, donde el carrilero no se complicó la vida y ató muy bien a su par. Apenas le inquietó porque supo cómo jugar en cada momento. Además, en ataque, el canterano dio el gol de la victoria con un cabezazo llegando desde atrás. También dejó varias internadas muy peligrosas por banda derecha. Fue el mejor del Oviedo y del partido. Sin ninguna duda, está en su mejor momento. Algo que saben en Islandia. El sueño de Rusia se acerca cada vez más.
- Balones divididos y segundas jugadas. Tal y como estaba el campo, este tipo de acciones se iban a convertir en la clave para dominar el encuentro. El Oviedo se llevó todos y cada de los balones divididos en la primera mitad, algo que se reflejó en el marcador. Los oviedistas se fueron al descanso venciendo y sin que Osasuna asomase por la meta de Alfonso. En la segunda mitad, los azules estuvieron más imprecisos en este tipo de acciones, algo que provocó que Osasuna dispusiese de acciones de peligro.
Osasuna no inquietó y el Oviedo lo festejó
- Alfonso, de blanco al principio y al final. El meta oviedista repitió titularidad por tercer partido consecutivo. De nuevo, al igual que en Lorca, dejó su portería a cero. Pero, lo mejor de todo, fue verle de blanco al principio y al final del partido. Es decir, no se manchó el traje, lo que supone una buena señal. Porque Osasuna apenas le inquietó. El esfuerzo defensivo de los oviedistas hizo que los de Pamplona no tirasen a puerta, por lo que el meta toledano apenas intervino.
- La afición más vikinga. Probablemente, desde el ascenso, sea este el momento más feliz del Real Oviedo en Segunda División. La comunión entre equipo y afición es brutal. Ayer, tras una nueva victoria, los futbolistas, comandados por Diegui, y los aficionados celebraron el triunfo con las tradicionales palmadas que los islandeses pusieron de moda en la pasada Eurocopa de Francia.
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Por @javimorcin