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Los Mavs se lleva un soporífero partido ante unos irreconocibles Wizards

Harrison Barnes en una acción de tiro, ante la oposición de un adversario (vía Dallas Mavericks)

Washington Wizards

75

98

Dallas Mavericks

No empezó el partido de la forma en la que se desarrollaría después. Por Washington, Wall parecía dispuesto a tomar el timón del juego ofensivo de su equipo, aunque ese papel esté recayendo en Bradley Beal más que nunca esta temporada. El base de los capitolinos se veía fresco, con soltura en la dirección, al igual que Smith por el equipo tejano, que empezó gustándose con un mate de concurso, dejando ver el tipo de jugador tan especial que es. Acompañándole estaba Matthews, especialmente acertado desde la línea de tres. Fueron minutos igualados y hasta divertidos, algo que cambiaría por completo los minutos siguientes.

El segundo cuarto por lo tanto empezó exactamente como había acabado el anterior, con dos equipos imprecisos en ataque y con posesiones muy cortas, aunque los de Carlisle parecían estar algo más entonados. Desde luego que no estaba siendo el mejor  partido para unos Wizards que, cuando parecían despertar, aunque fuese mínimamente (o más bien que los Mavericks volvían a instalarse en esa mala dinámica consistente en anotar lo menos posible), más pronto que tarde volvían a salirse del partido de forma inexplicable.

El partido requería un agitador, un hombre que sacase al espectador de ese peligroso fenómeno llamado rutina, y apareció. Apareció Harrison Barnes. El ex de Warriors se desmarcó de la tendencia que los espectadores del American Airlines Center  estaban presenciando y empujó a los de Dallas a encontrar su mejor juego justo en los minutos antes del descanso, en la que adquirieron una ventaja más que confortable para irse a vestuarios (+16), no sin la inestimable ayuda de unos Wizards en una forma alarmante.

Ya en la segunda mitad pareció que los de Scott Brooks salieron con una actitud diferente, como demostró el triple de Morris nada más comenzar el cuarto, pero esto quedó en anécdota después de pasarse desde esta canasta hasta que Beal anotó dos tiros libres, casi tres minutos después, sin encestar un solo balón. Fue precisamente con una falta que el propio Beal forzó, y por la que obtuvieron otros tres tiros, cuando de nuevo los visitantes parecieron asomar la cabeza en el partido, pero de nuevo no fue suficiente. Tras un Buzzer Beater de Ferrell al final de este tercer periodo, y de nuevo tras un cuarto con muy pocos puntos, los Mavs seguían dominando un partido en el que ni mucho menos estaban haciendo nada especial para ello.

En el festival del fallo los de Texas parecían los menos malos, pudiendo obtener una renta bastante mayor de haberse mostrado un poco más precisos, más viendo el nivel que los de la capital seguían mostrando. El partido acabó entre bandazos, con un siempre eléctrico Dennis Smith, un participativo Ferrell y unos Wizards cuyo mayor propósito pareció ser maquillar algo sus vergüenzas y el marcador.

Ficha técnica
Washington Wizards (75): Morris (5), Porter (4), Gortat (6), Beal (18), Wall (11), Oubre Jr. (7), Satoransky (2), Smith (5), Meeks (7), Mahinmi (4), Scott (0), Frazier (5), McCullough (1)
Dallas Mavericks (98): Barnes (20), Kleber (3), Nowitzki (8), Smith Jr. (17), Matthews (14), Ferrell (14), Powell (7), Barea (7), Collinsworth (4), Mejri (2), Jones (2), McRoberts (0)
Parciales:22-22, 15-31, 17-18, 21-27
Récords: Washington Wizards (26-21), Dallas Mavericks (16-31)
Incidencias: American Airlines Center, Dallas, Texas

@sergiolalla22

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