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¿Fichajes? ¿Y luego más fichajes?

Zinedine Zidane lo tenía bien claro. El Real Madrid no debía fichar hasta que no tuviera la imperiosa necesidad de ello. Una plantilla con futbolistas que perfectamente podrían llegar a valer lo que la toda la Primera División Española posee es una plantilla con futuro, al menos en el momento económico actual del deporte, en el que lo que más cuesta es lo que más renta.

Sin embargo, son muchas las voces que cantan a favor del fichaje. Es la solución más sencilla, al menos es lo que se ha ido barajando desde el primer momento en el que un equipo ha sufrido una mínima crisis. Quizá puede que ayude en un momento dado, como por ejemplo a los conjuntos que se encuentran en una posición desfavorecida, a punto de bajar a Segunda División, pero a una élite de jugadores que solo necesitan funcionar como un buen engranaje de un reloj, no sería necesario.

¿A quién fichar?

Cuando un equipo como el Real Madrid entra en crisis, todas las miradas de los redactores del sensacionalismo van a parar a los cracks del mundo. Tal es la situación actual que incluso se ha especulado con la llegada de estrellas unidas a sus clubes como Harry Kane o Mbappé. El debate sigue, día tras día, y se buscan nuevas salidas como Neymar Jr., que supondría a los de la capital un gasto completamente inaudito. También se tienen en cuenta otras posibilidades como Mauro Icardi, que parece haber sido el último latente fichaje que podría cerrar Florentino.

Pero, como podemos ver, todo ello no es más que una sucesión de hipótesis, de casos que no podrán darse. Sería prácticamente inviable que cerrasen un fichaje de más de 200 millones sin que este rindiese como uno de 250. En su momento, cuando se pagaron 95 por Cristiano Ronaldo, se creía que sería un auténtico gran futbolista, y terminó siendo el máximo goleador en la historia del club y uno de los más importantes todavía a día de hoy. Hay que acertar en el fichaje, no lanzarse a por algo que parece que tendrá repercusión y que venderá al aficionado, pero que después en el campo se desmoronará. Y es que, todavía, a comienzos del 2018, después de haber llegado en 2013, Gareth Bale no se ha asentado en el bloque.

Y después, ¿qué hacer?

Si un fichaje solucionase todo como ocurre en los videojuegos, entonces sí sería oportuno comprar a todo aquel que proporcionase la suficiente calidad al equipo como para afrontar las cuestas. En cualquier caso, en la realidad, en el fútbol que no es idílico, un fichaje puede suponer la necesidad de otro, puede dar lugar a un cambio sustancial en la alineación, a una nueva forma de juego, e incluso a la salida de otras piedras angulares de la plantilla.

Un fichaje en estos momentos de mediados de temporada es lo peor que puede ocurrirle a un equipo que esté centrado en su forma de jugar. Si hubiera llegado Kane, nadie habría sabido qué hacer con el tridente, o si lo hubiera hecho Neymar, el 4-3-3 pasaría a ser un 4-2-3-1, porque entonces otro futbolista quedaría libre de defender y debería crearse un doble pivote para tener mayor seguridad. Además, esto supondría la salida de un Benzema o un Bale que no están dispuestos a estar en el banquillo.


Como se puede comprobar, la cuesta de enero no se supera a base de la cartera. El planteamiento de una temporada empieza en la propia pretemporada, y si ‘Zizou‘ quiso dejar de lado las incorporaciones fue porque había estudiado a sus hombres. Quizá de cara a la próxima temporada, en lugar de dejarse todo en el mercado, sería oportuno repescar a chicos como Mariano Díaz, quien, actualmente, suma cifras adecuadas de gol (15 goles y 4 asistencias en 28 partidos. Un gol cada 143 minutos).

Imagen: www.realmadrid.com.

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