El Málaga certifica su defunción en Butarque
Un vergonzoso partido le condena a un descenso ya irremediable
A la desesperada. Así se podía definir como encaraban Leganés y Málaga el crucial partido de hoy en Butarque.
Sobre todo un Málaga totalmente hundido en la clasificación, que cuenta sus últimos cinco partidos por derrotas y que no sabe lo que es ganar un partido desde hace casi tres meses. El pretendido revulsivo de José González no ha tenido el efecto inmediato que se esperaba y unas veces por errores propios, otras por pura mala suerte y otras por factores arbitrales, lo cierto es que dos puntos de 21 posibles se antojan un bagaje muy pobre para un colista que, con apenas 13 puntos, lo ve todo muy negro.
El que parecía que iba a ser el equipo revelación de la temporada, el sorprendente conjunto madrileño del Leganés, no llegaba a este encuentro tampoco en su mejor momento del año futbolístico. Sumido en una crisis de resultados desde que fue apeado de la Copa del Rey, donde había conseguido una histórica clasificación a las semifinales tras eliminar nada menos que al Real Madrid, acumulaba ocho partidos sin ganar (dos de Liga Santander y seis de Copa) y en los dos últimos meses únicamente había cosechado un triunfo, un 3-2 ante el Espanyol en la jornada 21.
Así pues, los pepineros están muy lejos en esta segunda vuelta de ser aquel torrente que fueron en la primera y que les sirvieron mismamente para ganar este mismo coche cuando tuvo lugar en La Rosaleda (0-2), pero de momento viven tranquilos con una treintena de puntos de renta gracias en gran parte a haber hecho las cosas tan bien en el primer tramo del campeonato. Para los malaguistas, en cambio, este partido se antojaba prácticamente como vivir o morir, el momento más crítico de toda su última década en la máxima categoría.
Salían los albicelestes, hoy vestidos de naranja, al feudo madrileño con la novedad de Alberto Bueno en la punta de ataque junto a En-Nesyri, del que no se cuestiona su participación por ser el mayor anotador del Málaga en los últimos partidos (apenas dos goles) y a pesar de su garrafal error con una pena máxima en San Mamés que, de acertarla, le podría haber supuesto a su equipo puntuar en aquel partido. También regresaba Ricca al lateral tras su enésima recuperación express de una lesión. El resto, sin grandes cambios respecto a lo visto en encuentros anteriores, consolidándose en las bandas Chory Castro y un Diego Rolan que gozaría de un cierto protagonismo.
El Leganés, por su parte, puso su once más reconocido tras una semana de rotaciones y con algunos jugadores habiendo estado ausentes en el choque entresemanal del Metropolitano, recuperando en el once a jugadores como Siovas, El-Zhar y el exmalaguista Amrabat, que tan cerca estuvo de volver a Martiricos en verano pero se le dio el no por respuesta a pesar de su predisposición. Hasta este partido no había marcado ni un solo gol con los madrileños, pero su gran temporada aportando su briega y calidad al equipo por las bandas la verdad es que no se le discute en absoluto.
El choque comenzó con dureza, la del golpe de Bustinza con Ricca al saltar al choque por el balón y que dolió a todo el mundo nada más verlo. El uruguayo venía además de lesión, pero por suerte se recuperó bien. A partir de ahí, sería el Leganés el que tomaría el control del partido, jugando en campo rival ante un Málaga que no lograba imponer su ritmo. El-Zhar tuvo la primera ocasión, que salió desviada, tras un pase en profundidad de Eraso. Diego Rico también lo intentó con otro disparo, y en un saque de esquina Roberto tuvo que estar atento ante un balón suelto que estuvo a punto de rematar Gabriel.
Parecía por lo que se había visto hasta ahora que la primera parte sería de dominio claro madrileño, pero lo cierto es que el Málaga también llegó a aparecer en el mismo, sobre todo a través de Rolan. Una gran acción de una de las novedades de hoy, Bueno, le hizo encarar la parte derecha del área rival tras superar a dos rivales y puso un centro al primer palo que el uruguayo remató de manera muy desviada, inexplicablemente, cuando lo tenía todo a favor para marcar. No sería la única, pues luego erraría otra, con un cabezazo en segunda jugada tras centro de Rosales que fue mansamente a las manos de Cuéllar.
La primera parte terminaría sin mayor historia, con algunas ocasiones del Leganés que llegaron a balón parado sobre todo, pero que no inquietaron en demasía. La zaga malaguista parecía muy segura en esta primera parte y el Leganés se las veía negras para fructificar su mayor mando del partido, a pesar de que fue el Málaga el que posiblemente tuvo la ocasión más clara para ponerse por delante en el marcador. ¿Cambiarían las cosas en la segunda parte?
Tristemente para los malaguistas, no lo hicieron. Es inexplicable como un equipo que se esté jugando tanto, puede llegar a dar una imagen de juego y actitud tan lamentable como la que se ha visto hoy en Butarque. El Leganés no tuvo que hacer demasiado más para acabar imponiéndose. Es más, ni siquiera hubo cambios al descanso que lo motivasen. Posiblemente una charla de Garitano al descanso bastase para hacerlo. ¿Qué le diría en cambio Jose González a los suyos? A saber, pero no fue bueno desde luego.
Lo cierto es que el Málaga, a la salida de los vestuarios, no existió. El-Zhar, muy activo en sus intervenciones pero sin precisión, volvió loco a los defensas hoy vestidos de naranja. Tras un par de acercamientos, con Gabriel disparando desde la frontal del área pero yéndose su disparo muy alto, al final acabarían cayendo las cosas por su propio peso. Aunque eso sí, para variar en esta temporada tan aciaga para el club de La Rosaleda, el desacierto arbitral tendría mucho que ver en ello.
Diego Rico recibió por banda izquierda, en posición ilegal que no vio el asistente, y el centro del burgalés al corazón del área lo cabeceó Eraso, sin ninguna oposición, al fondo de la red. Sí, otra vez el Málaga se veía claramente perjudicado por las decisiones del colegiado (o en este caso, la de su asistente), ¿pero es eso realmente una excusa que se pueda achacar, como sí lo fue en cambio en otros partidos más cruciales en ese sentido como el que tuvo lugar hace unas semanas ante el Valencia? Más bien no. Hoy, por la propia actitud tan pobre y lamentable del equipo malaguista que se vio reflejada sobre el terreno de juego, el que en concreto encajase este gol que no debió subir al marcador se queda al final en mera anécdota.
Prueba de ello es que el Leganés no tardó ni cinco minutos en anotar otro tanto, el que además pondría la sentencia al partido tal y como estaba el mismo. Y eso que, de por medio, Ideye salió al campo en detrimento de Bueno, y rápidamente tuvo una gran ocasión quedándose solo ante Cuéllar tras una mala cesión de El-Zhar, pero Siovas fue al suelo evitando el empate. Y a la siguiente, llegó el 2-0 del Leganés. Lo hizo a través de, qué casualidad, Amrabat. No había marcado un solo tanto con su actual equipo hasta ahora. Tuvo que romper esa racha ante su ex, ironías del fútbol. Y no es la primera vez que le ocurre al Málaga en esta temporada, ni posiblemente sea la última.
Encima su disparo raso sorprendió a Roberto tras dar un bote. ¿Podría haber hecho algo más el meta malaguista? Igual sí, igual no. Ya nunca lo sabremos. Por cierto, Amrabat no celebró el gol, aún estando en su estadio y ante la afición que ahora se debe. Y luego, al término del partido, fue el único que se dirigió a la afición malaguista desplazada a mostrarle su debido cariño y a entregarles incluso su camiseta del encuentro. Juzguen ustedes mismos la particularidad de la situación.
Ahí prácticamente se acababa el partido. Jose González intentó revertirlo cambiando a Iturra por Kuzmanovic, pero de nada sirvió. En-Nesyri tuvo un cabezazo que se fue desviado a centro de Rosales, quizás uno de los mejores hoy en el esperpento que fue su equipo. Pero nada, estaba claro que ninguna iba a entrar por parte malaguista, algo que es la tónica habitual en una temporada tan deprimente como esta en lo que se refiere a la faceta goleadora. El último cambio fue el de Chory por Juanpi. Tampoco sirvió para lo que ya se antojaba poco menos que imposible, cambiar el signo del partido.
Quedaban diez minutos, y lo que estuvo más cerca, de hecho, fue el 3-0. Nunca llegó, aunque no quedó por intentos del Leganés como el de Beauvue disparando de manera desviada desde la frontal tras una contra o el del goleador Eraso que tuvo que obligar a Roberto a atrapar su cuero en dos tiempos.
El Leganés llevaba 85 minutos jugando con el mismo once y con eso le había bastado, así que ahora tocaba enfriar el partido y para ello hizo uso de todos sus cambios, de una tacada, en los últimos minutos. Así salieron Ezequiel Muñoz por Bustinza (que se había llegado un golpe en la nariz), Omar Ramos por Amrabat y Gumbau por Pires. Y ya está. Nada más ocurrió. Con esta victoria, el Leganés corta su mala racha de resultados y, por como parece que va a estar de barata la puntuación para salvarse esta temporada, prácticamente certifica su permanencia un año más en la máxima categoría del fútbol español.
En cuanto al Málaga. ¿Qué se puede decir del Málaga? Hablar de la situación que atraviesa un club tan histórico, con 37 temporadas en primera división a sus espaldas y que ha llegado a jugar hasta la Champions League, debería producir todos los sonrojos del mundo a los responsables de que esto vaya a ocurrir. Quedan 11 partidos, 33 puntos en juego, y el Málaga con sus pírricos 13 puntos a poco más puede aspirar que dejar pasar las jornadas y hacerse al cuerpo a lo que prácticamente ya va a ser inevitable, el descenso a segunda división tras diez temporadas consecutivas en la élite en los que ha atravesado los que son algunos de los mejores momentos de su historia.
Y ahora, ¿qué se debe hacer? ¿Destituir a José González y traer en su lugar a otro que se atreva a darle una oportunidad al que es desde luego el tesoro más preciado de este club, la cantera? Quizás podría ser lo más sensato. Porque intentar un milagro, el de salvar a este equipo del mazazo del descenso, a día de hoy se antoja imposible con esta plantilla que ya ha demostrado de manera más que sobrada que no está capacitada para competir en primera división. Y ello no va a hacer más que prolongar la agonía y levantar una crispación mayor en una sufrida afición malaguista que, por su fidelidad, con 24.000 abonados en un estadio con capacidad para 30.000, no merece desde luego tener que padecer un calvario como éste.
Lo cierto es que va camino de ser, por números y sensaciones, la peor temporada y con diferencia de todas las que el Málaga ha disputado en la máxima categoría a lo largo desde que hace casi 70 años llegase por primera vez a la misma. Lo cierto es que en 27 jornadas, solo se han ganado tres partidos y se han empatado cuatro. Y lo cierto es que, a pesar de que en muchos partidos se pueda haber merecido más y en otros tantos se haya perdido por la mínima (aunque no ha sido el caso de hoy) por determinados factores como la mala suerte o incluso las erróneas decisiones arbitrales, la realidad es la que es. Y lo mejor es ir haciéndose a ella cuánto antes.
Por @AdriCanloz
