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El arte de minimizar a un gigante

Verdaderamente, es un arte. Empequeñecer a cualquier gigante es admirable, menos para todo aquel que se enfunde una bufanda en los ojos. El Real Madrid barrió al Bayern de Pep en su camino a la Décima, al City en semifinales de la Undécima, al Nápoles, Bayern, Atleti y Juventus en la Duodécima, y al PSG en el que está siendo el intento por la décimo tercera.

El temido -muy temido, diría yo- Bayern de Pep Guardiola resultó que no estaba tan bien sofisticado. Que estaba hecho para la Bundesliga, no para la Champions, llegué a escuchar. Iban a arder los árboles según Rummenigge y el 0-4 en Múnich fue una oda a la historia europea. De aquel Manchester City de Pellegrini recordaréis que era un equipo “de gordos” que estaba en semis por un hechizo divino. El arduo camino -y los memorables recitales correspondientes- para la consecución de la Undécima no se valora, tampoco. Que no era para tanto triturar a esos mastodontes futbolísticos. Y ahora, en el año 2018, en plena lucha por la 13 merengue, vienen a decir cual adalid que “el PSG es regular”. Este año era el definitivo para la caverna, eso es cierto. Nada más hace falta oir cómo se vivió en RAC1 el emparejamiento.

El hecho común es que el Real Madrid no gana, sino que los otros pierden por unos argumentos tan inverosímiles como la premisa inicial. Todo por no admitir una realidad histórica y entonar una oración que dota de rigor a cualquier amante al fútbol: el Real Madrid es el rey en Europa.

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