Tenerife – Oviedo, el análisis

Nueva derrota de los asturianos, que ya suman cinco partidos sin ganar. Han sumado dos de los últimos quince puntos

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Segunda División es una categoría de rachas. Cuando estás en positivo, la vida es bella. Arriba, soñando con un ascenso, con todo el mundo encantado. El problema es cuando vienen mal dadas. Porque en LaLiga 1|2|3, perder tres partidos de forma consecutiva te condena. Y lo hace de una forma muy dura. Tan rápido estás en la parte más alta de la tabla como sales de la zona noble. Porque todo está muy reñido. Ayer, el Oviedo volvió a caer en el Heliodoro. Ante un buen Tenerife. Y precisamente, estos dos equipos son un buen ejemplo de lo comentado hasta ahora. Porque el cuadro tinerfeño estaba hundido. Ha ganado tres partidos y ya está luchando por el playoff. El caso del Oviedo es al revés. De la gloria se ha pasado a la desesperación en un mes. Pero esto, como decimos, son rachas. Los azules ya piensan en el Granada.

  • Forlín, siempre atrás. Todo hacía indicar a que Mariga o Hidi entrarían en el sitio de Folch. Pero Juan Antonio Anquela dio la sorpresa una hora antes del encuentro. Forlín sería el mediocentro del equipo y Verdés ocuparía el eje de la zaga. El primero de ellos volvió a dejar claro que su sitio es la parte de atrás. Porque defendió bien. Se mostró duro por arriba y por abajo, pero el centro del campo te pide más. Y ahí Forlín estuvo fallón. No acertó con el balón en los pies, y se vio desbordado por los centrocampistas del cuadro tinerfeño. Verdés, por su parte, no estuvo nada bien. No le cogió el ritmo al partido, y sufrió demasiado con los puntas rivales.
  • Blandos atrás. Uno de los aspectos que mejor explican el bache del Oviedo es su contundencia en la parte de atrás. En el primer gol, Longo controló, se dio la vuelta y disparó. Ante una defensa muy blanda. En el segundo, los jugadores se quedaron mirando el balón pensando que el árbitro pitaría falta. La ley de la ventaja propició que Mula hiciese el segundo. En el tercero, Mula volvió a aprovechar un error de Rocha para cerrar el encuentro.
  • Folch se notó. La ausencia del centrocampista fue clave. El equipo perdió equilibrio y salida de balón. Por algo era el único que lo había jugado todo. Quien más lo notó fue Rocha, que se vio superado durante todo el encuentro por el centro del campo rival. Folch es el ancla de este equipo, y cuando no está se nota, y mucho. Su vuelta ante el Granada será una de las mejores noticias para Juan Antonio Anquela.
  • Bache de resultados y fútbol. La crisis de resultados del Oviedo está directamente relacionada con el fútbol que despliega sobre el verde. Un equipo con pocas ideas en ataque, que apenas crea ocasiones de gol y se acelera demasiado cuando tiene la pelota. Todo esto repercute de forma directa en la clasificación. El Oviedo ha bajado varias posiciones en el último mes. Suma dos de los últimos quince puntos.

Dos futbolistas para el cambio

  • Saúl y Fabbrini. Son diferentes. Aportan cosas que ningún otro futbolista hace. Saúl es el mejor, no hay ninguna duda. Cada vez que tiene el balón pasan cosas. A balón parado es un auténtico peligro para sus rivales, y con él en los pies siempre lo intenta. Desborda, desequilibra y siempre opta por el pase adecuado. Fabbrini es de otra forma. Siempre encara. Busca a su par para desequilibrar en velocidad y crear situaciones de peligro en superioridad. Dos jugadores llamados a hacer grandes cosas en este equipo. Acabar en la zona noble va a depender, en buena parte, de ellos.
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