El Alcoraz de Huesca recibía, el domingo 27 de mayo de 2018 a las 20:30h, al amfitrión, la S.D. Huesca, flamante nuevo equipo de LaLiga Santander, y al Nàstic de Tarragona que llegaba a la ciudad altoaragonesa apremiado en la tabla clasificatoria y con la victoria como única posibilidad válida.
El partido empezó como se preveía, con un equipo grana, hoy con la bandera tarraconense en la camiseta, intentando hacerse con el mando del partido, dada su situación clasificatoria, ante un local con una o dos marchas menos de lo habitual pasandole factura la resaca de la celebración del ascenso de la semana anterior y los pocos entrenamientos que había programado Rubí para esta semana. El barcelonés, que ya ha manifestado su marcha de Huesca, solo dirigió dos entrenamientos antes del partido ante el Nàstic.
Poco que comentar ofensivamente en esta primera mitad salvo los intentos del «Cucho» Hernández desde larga distancia por parte de los locales y algún centro de Jean Luc sin encontrar claro rematador por parte de los de Gordillo. Pocas convinaciones en el centro del campo de ninguno de los dos equipos y mucho pelotazo buscando la referencia que poco daño hicieron a las defensas.
La inicio de la segunda parte no parecía cambiar el devenir del partido hasta que Gordillo realizó sus dos primeras sustituciones, claramente ofensivas. Dumitru entreba por un apagado Jean Luc y Uche hacía lo propio con un poco participativo Javi Márquez. A partir de aqui, el partido cambió y el Nàstic se echo hacia adelante abriendo bien las bandas, sobre todo la izquierda con Abraham, y buscó centros ante la cantidad de rematadores de los que disponía entonces. En una de estas jugadas bien trenzadas hasta llegar a línea de fondo, Abraham centró al segundo palo con certeza y apareció Uche para adelantar a los tarraconenses.
Gordillo echo el equipo atrás con la entrada de Fali por Álvaro Vázquez para defender el resultado. La poca convicción oscense por conseguir el empate, la buena disposición defensiva visitante y la expulsión de Akapo se conjuraron para que el marcador no se moviese más y dejaba a los dos conjuntos satisfechos.