Real Madrid y Roma se ven las caras en el inicio de una nueva edición de la Champions League para ambos equipos tras los buenos resultados para ambos en la temporada anterior. Un encuentro que, a priori, es el más complicado del grupo, pues los otros rivales son el Plzen y el CSKA Moskva. Un duelo para abrir boca con un gran nivel futbolístico.
Apostó Eusebio Di Francesco por darle mucho músculo al medio campo, con el objetivo claro de que el Real Madrid no tuviera ninguna facilidad para hacer suyo el control del partido. Tardó cuatro minutos en avisar el equipo blanco. Toni Kroos sirve un balón preciso a la frontal del área a un Gareth Bale que manda el balón lamiendo el palo derecho tras un zurdazo poderoso. El partido, por muchos esfuerzos de los romanos, se tiño de blanco rápidamente.
Y apenas cuatro minutos después habría nueva ocasión. Isco recibe un balón en el área de Luka Modric y se queda mano a mano con un Olsen que salva el 1-0. La Roma no sabía cómo achicar tantos balones y llegadas, ya que ellos no llegaban al área de Keylor Navas. El asedio era total, y sólo unos tímidos acercamientos, y en contraataque la mayoría, importunaban a los pupilos de Julen Lopetegui.
Llegadas y más llegadas sin encontrar gol. Karim Benzema, Gareth Bale, Toni Kroos, Dani Carvajal… Ninguno conseguía abrir la lata. En cambio, los protagonistas de la Roma eran Manolas, Olsen y Fazio. Su protagonismo hacía que el Real Madrid tuviera su mayor número de lanzamientos desde fuera del área.
En el minuto 30 se estiró un poco más la Roma, que empezó a salir del área y a jugar en el campo del Real Madrid, incluso con varios acercamientos con N’Zonzi y Fazio como protagonistas. Además volvió la presión alta romanista para acabar defendiendo con diez jugadores prácticamente en su área. Hasta el minuto 38 no volvió a verse una oportunidad manifiesta de gol blanca, aunque llegó por partida doble. Primero fue Marcelo con un centro chut que sacó Olsen a córner, y después fue Sergio Ramos el que, con un cabezazo, exigió lo máximo del portero del equipo romano. Volvió a crecer el equipo de Julen Lopetegui.
Lo esperado, lo normal dada la situación, llegó. En el minuto 45, tras una falta que cometieron sobre él mismo en la frontal del área, Isco puso el 1-0 con un lanzamiento precioso que dejó a Olsen clavado en su palo. Fue el epitafio perfecto de una primera parte claramente dominada por el Real Madrid.
Mantener el balón… y la concentración
Salió la Roma del vestuario más convencida y determinante en su presión. Un arma de doble filo contra un equipo como el Real Madrid, al que no le puedes dejar espacios. Aún así, salió a arriesgar Eusebio Di Francesco, es lo que tocaba. Le dio la razón Nicolo Zaniolo, que tuvo la ocasión más clara del equipo romano en el minuto 49 corrió sólo el contraataque y obligó a intervenir a Keylor Navas.
Le devolvió la moneda apenas dos minutos después el Real Madrid. Marcelo filtró un balón al área desde la banda izquierda a Gareth Bale, que remató y se encontró delante a un Olsen que mandó el balón a duras penas al larguero en su despeje. Ninguno de los dos equipos podía descuidarse, aunque el partido cogió de nuevo el guión de la primera parte, con la alta posesión del equipo blanco.
Volvió a avisar el Real Madrid en el minuto 55. Isco conduce y asiste desde la izquierda a un Luka Modric que rompía por el medio y que llega al balón muy justo y no consigue batir en el mano a mano a Olsen. Buscaba el equipo de Julen Lopetegui el segundo gol que diera tranquilidad. Y si apretaba uno, apretaba el otro. Keylor Navas despejó un pase de la muerte dos minutos de Ünder a De Rossi que habría supuesto el empate.
Pero, como el fútbol a veces es justo, llegó antes el 2-0 que el 1-1. Gareth Bale, en un contraataque magistral, puso esa renta de dos goles. El galés corrió toda la banda izquierda tras el saque de córner de la Roma, y recibió un preciso pase de Luka Modric para, con un zurdazo inapelable, batir al palo largo raso a Olsen. Y la fiesta parecía no acabar.
Buena imagen de la Roma, que no se rindió y siguió buscando la igualada, aunque ello le costara llevarse un saco de goles. El Real Madrid, consciente de ello, se limitó a ir jugando con el marcador. Aunque los blancos abusaban de centros desde las bandas, los cuales no tenían muchos resultados, el partido fue durmiéndose al vals que bailaban los mediocentros madridistas.
Daría tiempo también a ver una cara nueva en el Real Madrid. Por fin debutó Mariano, con apenas 30 segundos en el campo casi anota su primer gol tras su vuelta. Se vio muy activo al español, peleando cada balón y siendo generoso con el compañero, sin ansias por anotar ese primer tanto. Julen Loepetegui ya tiene a ese revulsivo que le meta intensidad al partido.
Casi se cae el Estadio Santiago Bernabéu cuando Marco Asensio estuvo a punto de poner el 3-0. Con una ruleta soberbia dentro del área se deshace de dos defensores de primeras tras el pase de Isco y se topa con el pie de Olsen, el mejor de su equipo en la noche.
El partido quedó roto en el minuto 80. La Roma ya no podía más, estaba muy fatigada y apenas podía ir hacia arriba en el campo. El Real Madrid buscó ese gol extra, aunque sin demasiada fuerza. Se limitó a ver pasar el tiempo, asegurando los primeros tres puntos de esta fase de grupos de la Champions League. Y aún así, en el descuento, cuando todo se dejaba ir, Mariano puso su golito en el marcador y debutó a lo grande tras un pase de Marcelo, con ese 7 a la espalda que tiene mucha hambre de gol. Con un derechazo imparable desde la banda izquierda puso el balón en la escuadra larga sin que Olsen pudiera hacer nada. 3-0.