El Valencia y la ilógica del fútbol

Si todo fuera sumar 2+2, el fútbol perdería aquello por lo que nos engancha tanto a tantos.

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No es la primera vez que ocurre ni será la última vez que pase, pero la temporada del Valencia CF escapa a toda lógica. Tras un magnífico primer año de Marcelino y una meritoria y desahogada 4ª  plaza, el rumbo este año no acaba de enderezarse. Con un proyecto consolidado, con unos automatismos ya conseguidos y la continuidad de gran parte del bloque humano, todo hacía indicar que la mejora sería segura. Nada más lejos de la realidad. Eliminados de la Champions sin acabar la liguilla y undécimos en la tabla, la lógica en el fútbol ha vuelto a fallar.

Más y ¿mejores defensas?

Con más y mejores efectivos para afrontar una exigente temporada, por lo que respecta a la plantilla, nadie podría dudar de un mejor rendimiento. Pero no ha sido así. En defensa, Piccini no ha mejorado a Montoya a nivel defensivo y a nivel ofensivo no ha supuesto ningún salto cualitativo. Vezo no es lateral y bastante hace con cumplir el expediente cuando le toca ocupar esa demarcación. El responsable ahí no es jugador, sino planificador.

En el centro de la defensa, Garay cumple, y muy bien, cuando está. Pero precisamente ahí radica uno de los problemas, no siempre está. Como ya ocurrió el año pasado, la acumulación de partidos le pasa factura a modo de lesiones. Murillo parece no contar para el técnico y Diakhaby alterna despliegue físico con lagunas tácticas. Ambos supondrían una mejora de ser más regulares y estar más presentes. El único que mantiene el tipo por presencia y calidad es Paulista. El brasieño es la prolongación de MGT sobre el terreno de juego.

En el lateral izquierdo se mantiene Gayà, mejorando su rendimiento y con una presencia casi constante en el once. Por contra, las presencias de Lato son casi testimoniales y su rendimiento escapa de cualquier evaluación fiable.

Profundidad de armario para el centro del campo

Por lo que respecta al centro del campo, la ilógica aumenta. La base del año pasado, Soler, Kondogbia, Parejo y Guedes son los mismos y los refuerzos de Coquelin, pretemporada mediante, un Ferran más asentado, un pulmón todo terreno como Wass, y Cheryshev deberían aportar una profundidad de armario que no siempre se tiene. Las lesiones del centroafricano y el portugués, la excesiva carga de Parejo y la irregularidad de Soler impiden han dado un mayor protagonismo a esa segunda línea y esta no siempre ha cumplido.

La polivalencia del canterano le aporta continuidad en minutos pero su presencia en el eje no siempre cumple con los cánones de calidad esperados. Cheryshev tiene un ritmo guadianesco, con apariciones y desapariciones continuas. Ferran aporta profundidad cuando sale al terreno de juego pero necesita de más confianza y continuidad para acabar de explotar. Coquelin es un seguro de vida en cualquier posición pero no es un jugador deslumbrante. Aporta trabajo, contundencia, coberturas y ayudas defensivas pero no es el jugador que desequilibre en esa posición. El danés es el chico para todo de Marcelino. Ha ocupado las 4 posiciones del centro del campo y, curiosamente, ha alcanzado una mayor regularidad jugando como lateral derecho. Por sus condiciones físicas, en esa posición sufre ante jugadores veloces y sin las coberturas necesarias a su espalda.

Una mejor delantera en la que triunfa Mina

Con la salida de Zaza y la llegada de Gameiro y Batshuayi, la delantera parecía la zona más y mejor reforzada del equipo. Se mantenía la calidad y el gol de Rodrigo y Mina siempre garantiza trabajo, constancia y efectividad. No fueron pocas las voces que se alzaron contra la salida del italiano pero el transalpino no asumía bien las suplencias y en una temporada tan larga, esa posibilidad era muy real. El conjunto blanquinegro perdía presión, esfuerzo, sacrificio colectivo y energía, mucha energía. Una energía que encendía a la grada de Mestalla en muchas ocasiones y que creo esa comunión equipo-grada que ahora muchos tiran de menos.

El francés provinente del Atlético y el belga que llegó del Chelsea son delanteros de indudable calidad y contrastado currículum. Pero en el fútbol, existen una serie de intangibles que nadie controla y su llegada perdió conectividad grada-equipo. Una falta de conectividad que enfría las tardes de fútbol en el viejo coliseo de la Avda de Aragón. Si encima su efectividad no es la que mostró Simone la temporada anterior, el resultado es el que es.

Por suerte para el entrenador asturiano, la constancia de Mina y su espíritu de superación han venido a salvarle cuando peor estaba el equipo. Quizá el atacante con peores condiciones técnicas de los 4 pero con una encomiable capacidad de trabajo, de sacrificio por los demás y con una innegable eficacia de cara al gol.

@VicentSarrion

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