Si el Chelsea quiere aspirar a ganar algo la siguiente temporada, las cosas están claras: tiene que retener a Eden Hazard. El capitán y símbolo de la selección belga que llegó a semifinales del pasado Mundial, es un jugador de otro nivel, un futbolista necesario. Cuando el partido estaba bloqueado, enmarañado entre las tácticas enfrentadas que mantenían el cero en el marcador tras 24 minutos, fue el belga quien hizo una jugada al estilo de Lio Messi, llevándose a 5 jugadores del West Ham para poner en ventaja a los locales. Fue él quien supo encontrar el espacio y definir para terminar un partido que se le complicó a los Blues cuando el juego estaba por fenecer. Hoy el show fue de Hazard, pero lo importante es que el Chelsea ha vuelto a escalar posiciones y está en la zona Champions después de tener la temporada al borde del colapso mes y medio atrás. Sarri respira, y sus jugadores también.
Los locales, necesitados de puntos, fueron por el resultado que ansiaban desde los primeros momentos del partido. Una línea media conformada por Jorginho, Loftus-Cheek y el imprescindible Kanté, dominó por completo el centro de la cancha y llevó al West Ham a apelar a su espíritu de supervivencia, y a sus esporádicos e inofensivos contraataques. Pero no fue tan sencillo. Parecía que los delanteros del Chelsea tendrían que llamar a fuerzas superiores para romper el candado que había creado el West Ham en el área, hasta que Hazard la pisó, tras 25 minutos de juego, y después de driblar a todas las camisetas del West Ham que trataron de frenar su camino para abrir el marcador y poner de pie al Stamford Bridge. Sólo la red pudo frenar al belga. Un golazo, uno de los mejores de su carrera.
El tanto, como era de esperarse, sentó mal en el West Ham. Temerosos de que Hazard repitiera la dosis, los Hammers se replegaron y terminaron pidiendo la hora para no recibir mayor castigo de un Chelsea que se había convertido en un verdadero vendaval. Un penal no pitado a favor de los locales, un poste de Higuaín y una sublime barrida de Fredericks, mantuvieron el barco de los visitantes a flote. El West Ham no había hecho gran cosa para merecer llegar vivo al segundo tiempo, pero el futbol, como la vida, a veces da segundas oportunidades a quien no las merece.
La fallida redención del West Ham
Los visitantes, aupados por el buen ojo de su entrenador, y por la suerte que tuvieron en el primer tiempo, dieron un buena segunda mitad que casi termina por aguar la fiesta de un buen Chelsea. Kepa, el joven y talentosísimo portero Blue, intervino en un par de ocasiones para que la ventaja de su equipo no se desvaneciera. Los locales no dejaron de generar peligro en el arco de sus rivales pero su puntería evitaba que cayera el segundo gol, el que sellara el partido. Cuando Snodgrass controló el balón al 83’ y puso un centro certero para Arnautovic, parecía que el buen juego del Chelsea terminaría diluido por una simple jugada. Sin embargo, fue la oportuna intervención de Emerson la que evitó que el cabezazo del delantero austriaco entrara, y llenara de silencio las gradas del Stamford Bridge.
La noche, una que sufrió innecesariamente de más el Chelsea, sería cerrada por una buena jugada de los locales, enmarcada por su irremplazable estrella. Barkley identificó el espacio, tuvo la paciencia del 10 de décadas pasadas, y puso un pase preciso que Hazard capitalizó de forma extraordinaria para marcar su segundo gol de la tarde. Debieron ser más. Pero el Chelsea se puede marchar satisfecho por el buen funcionamiento que mostró hoy y porque, más allá del juego que tendrá contra el Slavia Praga el jueves, tendrá la oportunidad de asumir el rol de verdugo si logra derrotar a un Liverpool que trae los nervios a tope tras décadas sin lograr ganar una liga, y que tiene a un poderoso Manchester City soplándole en la nuca. Víctima o victimario, ¿Qué rol jugará el Chelsea en esta historia? El domingo lo sabremos.
@Ricardoguajiro