Dice el refrán que “la estadística está para tomperla”. A eso se agarrará Asier Garitano y su Alavés para comenzar con buen pie este sábado a las 14:00 horas en el RCDE Stadium. Visitan a un Espanyol que no es que esté necesitado, es que todo lo que no sea sumar de tres en tres es una puñalada directa al corazón para sus opciones de permanencia.
Pero por ello los pericos se agarran a su arma; la que está en el banquillo y es una auténtica bestia para el entrenador de Bergara: Abelardo Fernández. Ambos se han visto las caras en cinco ocasiones en sus trayectorias como entrenadores y Garitano solo ha sido capaz de arañar un empate, cayendo derrotado en cuatro ocasiones.
Los dos primeros duelos se retrotraen a la campaña 2014/2015. Entonces el Leganés acababa de ascender de Segunda ‘B’ a Segunda. El Sporting, equipo que entrenaba Abelardo, atravesaba una crisis económica que incluso hacía peligrar su existencia, aunque acabó logrando el ascenso a Primera. En El Molinón el Sporting venció por 2-1 con remontada incluida. Aguirre, en el 77′, adelantó al Leganés, pero Guerrero en el 81′ y Carlos Castro en el 93′ culminaron la remontada. Esa misma campaña, en Butarque, un gol en propia puerta de Velasco le dio tres puntos más al cuadro rojiblanco.
Dos campañas después y ya en Primera, se volvieron a ver las caras en los mismos banquillos. Solo se vieron en El Molinón, donde el Sporting venció por 2-1. Los goles de Duje Çop y Nacho Cases anularon el de Diego Rico.
Los otros dos enfrentamientos ocurrieron con el asturiano en el banquillo, precisamente del Alavés. En la campaña 2017/2018, Garitano, aún en el Leganés, logró su único empate. Un empate que supo a triunfo, ya que el Alavés comenzó ganando 2-0, pero el cuadro pepinero remontó hasta el 2-2. Pero meses después, ya en la campaña 2018/2019, Abelardo se la devolvió con creces. En Anoeta, el Alavés venció 0-1 a la Real Sociedad y esa derrota supuso el cese de Garitano como entrenador txuri urdin.
Ahora el vasco, en el que banquillo del equipo que en aquella ocasión fue su verdugo, busca su primera victoria. Un triunfo necesario para evitar verse en problemas y, de paso, dejar mucho más que tocado a un rival directo.