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Alkorta y Garitano no caen… por ahora

El cierre del mercado de fichajes, unido a la derrota en Mendizorroza, ha dejado al descubierto el polvorín que es, a día de hoy, el Athletic Club. Durante muchas horas de este martes, los nombres de Rafa Alkorta y Gaizka Garitano han estado en la picota. Sin embargo, a pesar de que están señalados por una parte de la directiva, siguen en sus puestos… por ahora.

Porque si algo puede asegurarse es que todo puede pasar. No es descartable que en las próximas horas uno o ambos caigan. Es algo que solo parece cuestión de tiempo o, sobre todo en el caso de Garitano, cuestión de un nuevo mal resultado. Y si no es en este parón o tras el mismo, será más adelante. Porque lo cierto es que el técnico de Derio se va a someter de ahora en adelante a una evaluación constante que juzgará su continuidad o cese como entrenador. Además tampoco parece tener el control de un vestuario en el que algunos integrantes le pasan por encima para reunirse con Alkorta y pedir fichajes como el de Fernando Llorente.

Además si él cae debe hacerlo Alkorta. Lo primero porque a día de hoy, es contrario al cese del entrenador. A pesar del mal arranque solo se llevan cuatro jornadas y no quiere tomar una decisión tan drástica. Y lo segundo es que el director deportivo, que llegó de la mano de Aitor Elizegi, se ha quedado sin credibilidad alguna ante la directiva. Al menos frente a una parte de la misma con suficiente poder como para vetar decisiones suyas como la de cerrar el retorno de Fernando Llorente a San Mamés por un precio más que asequible para las arcas del club.

Todas estas intrigas palaciegas en Ibaigane están ahora al descubierto. Unas miserias expuestas que denotan una directiva dividida y débil; un director deportivo desacreditado y un entrenador señalado por un núcleo importante de la afición y del propio órgano directivo del club. Si a eso le añadimos que el vestuario parece pasar también a Garitano por encima tenemos un cóctel explosivo y nada deseable. Algo que puede denominarse como miedo y asco en un polvorín de nombre Athletic Club.

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