El Granada está completamente inmerso en su peor racha de la temporada en LaLiga. Acumula tres derrotas seguidas frente a Real Sociedad, Valladolid y Celta y sólo ha obtenido un punto de los doce últimos posibles. Probablemente sea el momento más delicado desde que Diego Martínez accedió al banquillo nazarí, algo que tiene mucho mérito si se tiene en cuenta de quey está más cerca de los puestos de clasificación para competición europea que de la zona de descenso.
Ese colchón que obtuvo en los seis primeros partidos, con 13 puntos sumados le han dado para contar ahora con un colchón para respirar un poco. El viejo cuento de guardar en época de vacas gordas para la etapa de vacas flacas. De esta forma evita verse en la parte baja de la clasificación. Aunque para evitar eso, convendría reaccionar más pronto que tarde.
Todo parece indicar que el hecho de tener que disputar partidos entre semana en la fase de grupos de la Europa League le podría estar pasando factura. Pero también el brote de coronavirus en el viaje a Chipre y la subyacente polémica mermó al equipo; así como también diversas lesiones. Circunstancias, todas ellas juntas, que han acabado por afectar al buen equipo nazarí.
Además, ante el Celta, Diego Martínez vio cómo se rompía la racha que indicaba que el Granada nunca perdía un partido en el que se adelantaba en el marcador. Un registro que se queda en 54 partidos desde que el técnico gallego ocupa el banquillo nazarí. Un técnico que tiene ante sí su mayor reto desde que asumió el cargo.