La llegada de Eduardo Coudet a Vigo en noviembre trajo apegado a él un nuevo modelo táctico al Celta. Lejos de los habituales, y porque no decirlo, muy manidos 4-4-2, 4-2-3-1 y 4-3-3, el argentino sorprendió de mano con un dibujo poco visto aquí. Ese 4-1-3-2 que, aunque en el fondo se asemeja mucho a un 4-4-2 tiene algo así como vida propia.
Con ese esquema, tras su llegada, dio con un once que ha funcionado a las mil maravillas. Aquel era con Rubén Blanco bajo palos; Hugo Mallo, Murillo, Araújo (Aidoo comenzó contando pero se acabó cayendo) y Olaza en defensa; Renato Tapia como único mediocentro; Brais Méndez, Denis Suárez y Nolito en la línea de tres y Santi Mina e Iago Aspas arriba. Con ese once, mientras no hubo bajas, el rendimiento fue sensacional y el Celta alcanzó seis partidos sumando con cinco victorias. Después, las bajas volvieron al equipo a su realidad.
Primero fue Santi Mina, que apenas se notó. Después fueron las lesiones de Aspas y Nolito que hicieron que el equipo, junto con una ausencia por sanción de Renato Tapia, encendiese de nuevo las alarmas. En definitiva pareció quedar claro que el ‘efecto Coudet’ fue algo así como juntar a lo mejor que había en la plantilla en su puesto y haciendo lo que sabía. Y ahora puede volver a hacerlo.
Con el único cambio de Olaza por Aarón Martín, que ya no está en el equipo, este lunes en el Wanda Metropolitano, Coudet podrá contar con su once de gala por primera vez desde hace más de un mes. Concretamente desde la visita a Valdebebas el 2 de enero. Un hecho que alberga esperanzas en el cuadro celeste de romper la actual racha de cinco partidos sin ganar… aunque enfrente esté el líder.