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Deporte y Covid

La pandemia nos ha robado todo tal y como lo conocíamos hasta ahora. Nos hemos quedado sin algunas personas, sin besos, sin abrazos, sin trabajo. En definitiva, sin todas las cosas que no se pueden hacer a través de una pantalla. Y, por supuesto, sin deporte (y ‘covid’).

El deporte ha sido uno de los grandes apaleados por la pandemia. Sometido a continuos cierres de gimnasios, centros deportivos y paralización de diversas competiciones. Sin embargo, desde dentro se siguen viendo ‘parte de la solución’. Y es que por todos es sabido que la práctica de ejercicio físico tiene grandes beneficios para la salud, pero esto no ha servido a las autoridades para cebarse con las distintas disciplinas presentes en nuestro país.

Hace ya más de un año que todo se paralizó. Las ligas de todo el mundo quedaron paralizadas, hicieron lo propio las competiciones internacionales como la Champions o la Europa League. La Eurocopa, y hasta los mismísimos Juegos Olímpicos, fueron aplazados. La NBA canceló la temporada. Y así sucesivamente con la Liga ACB, la Liga Sacyr Asobal… El 2020 supuso un antes y un después en la vida de todos y, también, en la historia del deporte.

Y claro, si esto pasaba en las grandes ligas y asociaciones, que no iba a ocurrir en el deporte base, siempre tan maltratado y olvidado. A pesar de las subvenciones y ayudas que han recibido, que han sido más abultadas que en años anteriores en algunas comunidades como Madrid o Andalucía por la pandemia, el coronavirus ha sido un duro golpe para ellos, del que sin duda les va a costar levantarse.

Las diferentes disciplinas han ido acomodando sus vueltas conforme se les ha permitido y, aunque la mayoría de equipos y deportes ya han recuperado su actividad, las medidas no están exentas de polémica. Varias son las quejas surgidas a raíz de la nueva normativa que obliga a llevar puesta la mascarilla durante el juego. Numerosos expertos han manifestado los posibles problemas que puede acarrear.

Sin embargo, pueden más las ganas de volver a disfrutar de lo que te gusta. A pesar de todas las dificultades, el deporte aficionado volvió y, a diferencia del profesional, con público. Aunque eso sí, con varios parones para ajustarse a la ya conocida ‘nueva normalidad’.

Los grupos burbuja para entrenar, el tardío comienzo de las competiciones, la mascarilla y un largo etcétera no han podido con la ilusión de unos niños (y no tan niños) para los que el deporte es su pasión, su mejor pasatiempo y su forma de relacionarse con la sociedad.

Han vuelto los alley oop, las canastas a 2,60 metros del suelo, los triples. Ha vuelto el baloncesto base, los cadetes, los infantiles, los que no pueden vivir de ello, pero se dejan la vida como si así fuera. Y así ha seguido sucediendo con fútbol, balonmano, tenis, atletismo e, incluso, rugby. A pesar de la imposibilidad de mantener la distancia de seguridad en un deporte así.

Pero, evidentemente, no todo es alegría por esa vuelta. Los clubes han sufrido el castigo de casi un año entero sin actividad. No hay ingresos, hay jugadores con miedo que no quieren volver, hay problemas de movilidad que dificultan volver a la competición. Son enormes las pérdidas, económicas y humanas, a las que han tenido que hacer frente.

En contraposición a todas las prohibiciones, no han dejado de verse pachangas en parques, pistas, de todo tipo, ocupadas y gente convirtiendo la calle en su gimnasio. Y después de todo esto, solo me queda plantearme una reflexión. ¿Es realmente posible apartar a la gente del deporte?

Desde mi más humilde opinión no. Se puede parar una competición, se pueden prohibir los viajes, se puede implementar la mascarilla para su práctica. Pero jamás se podrá parar la pasión que siente la gente por el deporte. Y es que como bien dijo Neruda: “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”.

 

 

 

 

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