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El Mallorca echa de menos a Galarreta

Dos partidos y medio sin Galarreta o lo que es lo mismo tres derrotas consecutivas sin el faro bermellón sobre el terreno de juego. Cuando el Mallorca volvía a coger el pulso competitivo a la Liga, la lesión de larga duración del eibarrés ha frenado en seco la progresión ascendente de un equipo que le vuelve a ver las orejas al lobo.

La regresión sin el “4” ha sido paulatina. La segunda parte en el Villamarín fue buena y un error de bulto de Battaglia privó al Mallorca de poder sumar. Ante el Valencia, el equipo demostró garra y mereció mucho más, pero el juego fue algo más espeso y contra la Real Sociedad, fue sometido durante más de 70 minutos al baile txuri-urdin. Silva y Merino iban al compás de Bethoven sobre el terreno de juego y Sánchez fue el único capaz de meterle algo de rock a la pieza desafinada mallorquinista.

Sin el director de orquesta habitual, el Mallorca ha perdido ritmo, frescura y fluidez. Salva Sevilla acumula muchos minutos seguidos y sus piernas ya no están para trotes de este calado. Antonio, tiene pulmones y recorrido, pero no el fútbol que atesora Galarreta en sus botas.

Con su ausencia, el Mallorca echa de menos el balón y cuando lo tiene lo sufre. No encuentra salidas limpias con los centrales y las jugadas se convierten en un deja vú constante, en el que laterales y centrales scumulan inficnidad de pases. Todos, sin sentido. Ante los domostiarras, entre Raíllo y Valjent acumularon 144 pases sin una intención definida. Es un hecho clarificador de la falta de ideas en el centro del campo y la ausencia de alternativas en un plan que sin Galarreta queda huérfano de armonía.

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