Tres puntos. Tres que significan tanto. Que valen mucho más. Una victoria deseada en una recta final de competición en el cual cada minuto cuenta, cada segundo pesa, pero que la la victoria del Real Valladolid ante el Girona FC esta jornada 30 hace más liviano. El gol de Monchu en el primer tiempo significa un triunfo cimentado especialmente en la solidez demostrada por los blanquivioletas, sobre todo en una segunda parte en la cual fue el conjunto catalán quien propuso y dispuso. Pero el botín se queda en el castillo de Zorrilla.
Pezzolano planteó un entramado estable, con un excelso Hongla clavado entre los centrales, serenos y fiables. Un sistema que brilló y que soportó al equipo cuando más lo necesitaba, y a partir del cual se comenzó a generar peligro. El Girona supo salir de la presión intensa de los blanquivioletas y ninguno de los dos contendientes estaba cómodo en el terreno de juego, sin la profundidad necesaria para hacer daño y librando una batalla por hacerse con el balón, sin ganador claro.
En esas circunstancias llegó un gol balsámico. En el minuto 24 un rebote cayó a la espalda de la defensa y Plata fue el más rápido para hacerse con ello en el área y poner de primeras el balón atrás para la llegada de Monchu, forzado pero acertado, para mandarlo al segundo palo y subir el 1-0. Esa presión surtió efecto, pero no sirvió para cambiar la dinámica del partido, que sí se abrió un poco. Masip realizó una gran parada en un disparo de Javi Hernández, Escudero la tuvo con un disparo lejano que el portero visitante mandó a córner, y un chut de Kike lamió el palo desde la frontal. Los últimos minutos antes del descanso tocó desempeño defensivo, salvó Escudero de cabeza en el 35′, Juanpe pudo marcar pero su media vuelta en el área no encontró portería, y en varios saques de esquina la defensa castellana venció al ataque catalán.
Saber sufrir
La segunda mitad fue, casi, un monólogo del Girona. Que si bien tampoco tuvo ocasiones evidentes, de nuevo gracias al buen hacer de los blanquivioletas, sí rondó constantemente el área local. Aguantó de maravilla la línea de centrales, los laterales se involucraron con acierto, las ayudas llegaron desde el medio campo y el Real Valladolid defendió en bloque bajo mientras el tiempo pasaba sin demasiados sobresaltos.
En el 64′ Fresneda salvó una de las más claras para el Girona, al despejar en el segundo palo cuando entraba al remate un rival. Masip también blocó con seguridad varios balones, no excesivamente peligrosos pero sí amenazantes. Todo ello con un Pucela bien asentado atrás, que cedió la posesión para encontrar su zona de confort. Larin, al ganar al defensor en velocidad y hacerse con un balón despejado por Fresneda, pudo sentenciar pero el portero fuera del área ganó tocó lo justo para desbaratar la acción, cuando corría el minuto 85. El suspense se prolongó hasta el 97, pero el marcador no se movió.