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Maldito parón, malditos análisis

En los parones de selecciones, suele ocurrir un fenómeno, y es el de los análisis sesudos por comparar plantillas de años anteriores con la actual. Y es eso a lo que se dedica la prensa en Valencia para corroborar, una vez más, la negligente gestión de Lim.

Después de una larga escucha por varios programas de radio de la ciudad, en la mayoría se habla de lo mismo, y es lo que se va a exponer a continuación.

Pongámonos en perspectiva, año 2019, eres el Valencia: has ganado la Copa del Rey, has quedado cuarto y has sido semifinalista en la Europa League cayendo frente al Arsenal de Unai Emery. En ese momento comenzaba una etapa ilusionante hasta julio y sus rumores.

Estos venían a decir que Marcelino y Mateu estaban fuera, aunque finalmente acabarían manteniendo el puesto, hasta, al menos, el inicio de liga. Luego, como buen dinamitador, hoy, hace cuatro años, Lim apretó el ‘botón rojo’ y lo voló todo por los aires.

Desde entonces la construcción de un proyecto que comenzaba a tomar forma, ha ido perdiendo prestigio y no es un análisis subjetivo, sino objetivo: en el año 2019 con ingresos por jugar Europa y buena participación en liga la plantilla tenía un valor de unos cuatrocientos millones.

¿Sabéis cuál es el valor actual? Rondando los cien millones. Todo esto son datos de Transfermarkt referente por ser una de las plataformas más fiables para valores de mercado de jugadores.

Es decir, en cuatro años el Valencia ha perdido trescientos millones de valor de plantilla, sumado a los mil millones de recolección en ventas e inversión de un cuarto de ese dinero en fichajes.

Y no acaba ahí el análisis, sino que de esos fichajes, el cuarenta por ciento han sido cedidos, y en los últimos cuatro años, se ha aumentado ese porcentaje al sesenta y seis por ciento. Lo que muestra a las claras la inestabilidad del club con jugadores que vienen y se van.

La conclusión es, que en Valencia a falta de fútbol, nos autoflagelamos con estos temas que son tristes, pero, a la vez hacen una radiografía tan fiel a la situación actual del club que es imposible no venirse abajo, y desear, un día más, que se marchen los que mandan.

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