Por todos es compartido, tanto en fondo como en forma, que el campo de la Sociedad Deportiva Eibar se queda chico en La Liga. Ipurua merece más, y el Eibar y sus aficionados también. La entidad ya ha oficializado que en el próximo verano el estadio pasará de 7.083 localidades hasta 8.100 espectadores, lo que derivará en un estadio, además de más nuevo, mucho más acogedor. El grueso de la obra tendrá lugar en la reconstrucción de la tribuna oeste, que será retrasada para mejorar la visibildad del terreno de juego. Esta, limita con el campo anexo de Ipurua -ya no se utiliza por el primer equipo, pero sí por el fútbol base y escolar, que sufrirá las actividades de construcción mientras duren-.
No obstante, además de esta zona, se pretende construir un aparcamiento para el autobús visitante bajo la grada donde se alojan su afición, así como distintas zonas de acomodamiento como guardería, salas de estudio o la creación de más espacios destinados para las retransmisiones deportivas y medios de comunicación.
¿Y qué hacer con los abonados de la zona afectada?
Si bien se prevé que la nueva tribuna no esté lista hasta 2019 según la propia web del club, dada la complejidad de la obra, los abonados de la zona deberán ser reubicados en otras localidades durante el tiempo que duren las obras, más que necesarias para el acomodamiento del viejo estadio de Ipurua, que fue inaugurado en 1947.