El pasado verano Dani Ceballos hacia las maletas para abandonar el club de toda su vida y poner rumbo hacia el reto deportivo de mayor envergadura en su carrera futbolística. El centrocampista cambiaba el Betis por el Real Madrid. Benito Villamarín por Santiagao Bernabéu. El verde esperanza por el blanco solitario. Una elección que finalmente no ha podido ser tan fructífera como se presagiaba, aunque él mismo se siente «feliz» en Concha Espina.
En los últimos meses el bagaje cosechado por Ceballos con la elástica merengue es de escasa participación. Un total de 2 asistencias en poco más de 688 minutos es la carta de presentación del prometedor centrocampista en su nuevo club. Lo que ha provocado que numerosos clubes internacionales ofrezcan minutos lejos del Real Madrid al jugador.
Dejando a un lado a clubes como Juventus o Arsenal, el Betis es uno de los equipos más interesados en concretar su fichaje. Una operación que supondría la vuelta a casa de Ceballos, pero que no convence a la totalidad de la parroquia verdiblanca. Hay discrepancias en la afición. Su calidad es indudable, podría aportar un plus de nivel al centro del campo verdiblanco. Sin embargo, desde algunos sectores de aficionados se desprende que la forma en la que gestó su salida del Betis es algo difícil de olvidar. Siempre casi cualquier futbolista ha terminado pudiendo revertir cualquier situación extradeportiva de esta índole, principalmente través de sus actuaciones sobre los terrenos de juego. Pero los aficionados tienen memoria. Y no precisamente a corto plazo.