No pudo empezar el partido para los Cavaliers con mejores noticias, ya que después de nueve partidos de ausencia, volvió a dirigir al equipo Tyronn Lue, quien ha estado unos días ausente por unos problemas de salud. Con quien no pudo contar el conjunto de Cleveland fue con José Manuel Calderón, uno de los jugadores en mejor momento del roster y que unas molestias le dejó fuera del juego. La también ausencia de Hill obligó a Lue a alinear a Osman y Clarkson de inicio y a jugar sin ningún base puro durante todo el partido, algo que en ocasiones notaría el equipo.
A pesar del duro final, los Cavaliers salieron desde el principio a morder, con un gran LeBron James y un enorme Kevin Love, que anotó sus 16 puntos antes del descanso, además de destellos que siempre deja Korver en forma de triple. Por los Wizards era Wall quien más tiraba del carro para mantener a su equipo en la pelea, aunque una canasta de James casi sobre la bocina mandaba un aviso a los de Washington para irse con una renta de 13 puntos al segundo periodo.
El comienzo de este fue más de lo mismo, con los de Ohio manteniendo una buena distancia, muy cómoda, la cual llegó a ser de 15 puntos, con un Clarkson muy animado. Pronto los de Scott Brooks pisaron un poco el acelerador, con Wall y Beal a la cabeza, para meterse un poco más en el partido, llegando a reducir la diferencia a 7 puntos. Una segunda oleada de los capitalinos, tras una leve mejoría de los locales, metería el miedo en el cuerpo a los de Lue, que vieron su ventaja en tan sólo 5 puntos cuando los árbitros indicaron la entrada a vestuarios.
La segunda mitad fue todo lo contrario a lo visto hasta entonces. Con unos Wall y Beal tremendos, especialmente el primero, y con buenos aportes también de Morris, los Wizards dominaron a su antojo un tercer cuarto en el que pasaron de estar 5 abajo a llegar a tener una ventaja de 10 puntos (90-80), gracias a una canasta de Oubre tras pérdida de LeBron. Por cierto una faceta en la que no estuvo muy fino El Rey, que llegó a sumar hasta 7 balones perdidos.
El último cuarto, al menos el comienzo, fue un monólogo de los capitalinos. Con unos Cavaliers sin ideas, y con los de Washington especialmente inspirados desde el triple, la ventaja a favor de los Wizards llegó a ser de 17 puntos al ecuador del cuarto. Una ventaja realmente insalvable para casi cualquier equipo, pero no para LeBron.
James se puso el mono de trabajo para acercar a su equipo a una remontada que parecía una utopía, el marcador a falta de 1:50 para el final era de empate a 110. Sin duda una proeza, más viendo el devenir del encuentro, con un equipo que no presentaba ninguna figura especialmente preparada para ayudar a la estrella de Akon a resolver el problema (Love desapareció completamente tras el paso por vestuarios).
Dos tiros libres de Green pusieron en ventaja a los Cavs a falta de unos segundos para el bocinazo final. El posterior ataque liderado por Wall, fallido, permitió de nuevo a LeBron terminar con el encuentro, pero el aro repelió uno de sus tiros libres, dejando de nuevo al base de los visitantes la posibilidad de, como mínimo, empatar la contienda. Sólo un brazo salvador de Cedi Osman, que apareció de la nada para cortar un balón muy comprometido, permitió a los de Cleveland respirar aliviados ante tan importante victoria.