Dicen los entendidos que la permanencia suele estar asegurada, si no matemáticamente, cuanto menos virtualmente, con 45 puntos. Antes del partido, el Peralda tenía 42 puntos. Uno menos, 41, lucían en el casillero del Alcoyano. Quien se hiciese con la victoria en tierras gerundenses, acariciaría, por tanto, la salvación.
El Peralada buscaba alargar su excelsa racha que le ha permitido alejarse de los puestos de descenso con cierta tranquilidad. Tras ocho partidos consecutivos sin perder, el filial del Girona buscaba alargar tal exquisita dinámica ante sus aficionados en el Municipal. El último precedente de los de Narcís Pèlach fue un empate sin goles en el derbi gerundense en la Costa Brava en casa del Llagostera.
Maestro del empate es también el Alcoyano de Mario Barrera. De los seis encuentros dirigidos por el técnico argentino, cuatro habían terminado en igualada. Se estrenó con derrota en Lleida, firmó tablas ante Elche, Olot, Sabadell y Badalona y consiguió su primer triunfo, remontada incluida, la pasada jornada ante el Deportivo Aragón, con un 3-2 que dio oxígeno a los blanquiazules y mandó a los maños de regreso a Tercera División.
Sin claro peligro
Inerte control del balón local, que chocó contra una muy bien plantada defensa alcoyanista y contados contragolpes visitantes. La primera mitad se resume someramente así. El Peralada se hizo con el dominio de la posesión, haciendo gala de su excelsa calidad técnica, como filial que es, pero sus pretensiones ofensivas encontraron un muro en la defensa blanquiazul, paradigma de la experiencia y la veteranía, personificadas en Barreda, Mario Fuentes, Ruso y Navarro.
Seguro en defensa, el Alcoyano se lanzó, timorato eso sí, a la conquista de un gol que les pusiese por delante en el marcador. Cuatro oportunidades, todas ellas al contragolpe, que no consiguió cristalizar. Gato, a los 6 y a los 12 minutos, encontró la respuesta de Vito. López Silva, superado el cuarto de hora, vio cómo su disparo lamía el poste de la meta local. Al filo de la media hora, fue Ribelles quien culminó una buena jugada colectiva con un disparo en semifallo que atrapó de nuevo Vito.
El tramo final del primer acto sería el anticipo de lo que se vería en el inicio del segundo. El Peralada trató de encontrar la portería de Bañuz, pero ante la imposibilidad de penetrar entre la zaga visitante, buscó fortuna desde la distancia, pero no la encontró. Justo cero a cero al descanso.
Bañuz salvador
Poco trabajo pero estupendamente resuelto. Miguel Bañuz contribuyó en gran medida en el segundo acto a cobijar un punto para el Alcoyano. Y es que en el segundo acto, el Peralada imprimió una marcha más a su fútbol, coincidiendo en parte con la entrada de Coro por Serrano en el descanso. Sin embargo, los intentos del propio Coro, Soni y Manel se encontraron con el guante salvador de Miguel Bañuz, una vez más, clave en el equipo blanquiazul.
Pareció quedarse sin ideas el Peralada tras estos quince minutos de cerco al área alcoyanista. La experiencia de los visitantes también contribuyó a disminuir el ritmo de un encuentro en el que ya no pasó nada más, a excepción del carrusel de tarjetas mostradas por el colegiado aragonés: seis para los visitantes y tres para los locales, dos de ellas para Soni, que terminó expulsado.
Ambos equipos hicieron bueno el dicho futbolístico que explica que lo que no se ha ganado en 85 minutos, no se debe perder en 5. Peralada y Alcoyano dieron por buenas las tablas, que lo dejan todo como estaba. Los 43 puntos de los gerundenses y los 42 de los blanquiazules les mantienen, respectivamente, cinco y cuatro puntos por encima de la promoción de descenso. Un punto más abajo sigue amenazante el descenso directo.