Dos años y medio. Ahí es donde tenemos que ir para presenciar el mayor acierto del Real Madrid en los últimos años. Con un equipo destrozado, hundido y con pocas aspiraciones de ganar algo, apareció Zidane. La luz que mostraba el final de un oscuro túnel. Florentino no tuvo dudas. Del Castilla al primer equipo. Desde el club lo tenían claro. Él era el hombre. Y no se equivocaron. Aunque hubo dudas y críticos durante sus primeros días, Zidane demostró ser un hombre valiente. Un entrenador distinto que pese a no haber estado en la élite siempre dejó a entrever que servía para esto.
De Zidane hay que destacar su personalidad como entrenador. Porque por más que muchos quieran desmerecer su trabajo, él ha demostrado que lo ha hecho a la perfección. Llegó queriendo un equipo en el que todos fuesen protagonistas. Y lo consiguió. Con rotaciones extremas en muchos partidos. Y no solo en esos catalogados como fáciles. Porque el francés llegó al Madrid con la única meta de ganar. Y eso hay que agradecérselo. Ni jugar bien, mal o regular. Ganar. Y vaya si lo ha hecho.
Aún recuerdo la llegada de Zidane al primer equipo. Todo el mundo se reía. Que si nos creíamos que iba a ser como no sé quién o pensábamos que nos iba a llevar a ganar títulos. Pobres ilusos éramos cuando creíamos en un entrenador que ha hecho historia en la mejor competición del mundo a nivel de clubes. Cuando borró del vestuario ese término de ‘indiscutibles’ y tomó las decisiones más justas. Si lo haces bien, pues juegas. Sino, al banquillo. Y le daba igual al descanso que en el minuto 60. Jugaban los que lo merecían. Por mucho que algunos se empeñen en decir lo contrario.
Y cuando los más críticos vieron que esto iba muy en serio apareció la famosa flor. Porque según ellos, que saben más que nadie, Zidane sólo ganó por suerte o por ser un buen alineador. Nada más. Para qué decir que era un gran entrenador, que sabía cómo gestionar un vestuario como el del Madrid o que siempre encontraba las mejores soluciones en las peores situaciones. Algo sin importancia. Mejor hablar de suerte.
Leyenda del Madrid
Zidane ya es una leyenda del Real Madrid. Solo el propio club merengue y el Milán tienen más Copas de Europa que él. Llegó como jugador para ganar ‘La Novena‘ y dejar en Glasgow una de las mayores maravillas que se vieron en las finales de Champions. Hasta este año quizás la mejor. Reapareció en 2014, junto a Ancelotti, y ‘La Décima‘ voló hasta Chamartín. Y en enero de 2016, comenzó a escribir su historia como entrenador. Ya solo existen dos técnicos que le igualen en Copas de Europa. Ha ganado tres en dos años y medio, casi nada. Menos mal que no sabía de esto.
Pero hay no queda todo. Porque sus números muestran otras dos Supercopas de Europa y otros dos Mundiales de Clubes. En Europa y en el mundo nadie le ha ganado. Y nunca mejor dicho, ya que jamás ha perdido una eliminatoria de Champions sentado en el banquillo. Ni como segundo ni como primer entrenador. En España logró una Supercopa después de ganar el título más especial para él, tal y como ha dicho en multitud de ocasiones. LaLiga del año pasado demostró lo que es Zidane como entrenador. 23 futbolistas titulares que respondieron a la perfección.
Ahora solo queda darte las gracias. De parte de todo el madridismo. Mucha suerte en todos los proyectos que tengas por delante. ¡Hasta luego -no es un adiós-, Zidane!. Merci beaucoup.
Imagen destacada: laoraldeportiva.com.uy
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