La Selección de Bélgica venció nuevamente por 5-2 en esta fase de grupos frente a la Selección de Túnez, a la que zarandeó incesablemente a lo largo del partido. Lukaku, que con sus dos goles iguala a Cristiano Ronaldo como máximo goleador del mundial, y Eden Hazard se convirtieron las figuras de un partido en el que, pese a su derrota, Túnez dio un ejemplo de dignidad y de profesionalidad, dándolo todo y llegando a poner en aprietos a sus rivales con el 2-1 en el marcador. Sin embargo, el cansancio, la lesión de dos jugadores importantes y sobre todo la diferencia de calidad fueron demasiado.
Precisamente empezaba el partido con esa dinámica. Asedio belga, sufrimiento tunecino e incluso un penalti en el minuto 5 que Hazard transformó ya presagiaba lo que iba a ocurrir. El acoso continuaba, las ocasiones abundaban en área tunecina y estos, a pesar de que contaron con una ocasión a los 10 minutos, tuvieron que sacar nuevamente el balón de las redes tras un tiro de Lukaku que no pudo detener Ben Mustapha.
Se preveía la goleada, pero ocurrió algo inesperado. Tan solo dos minutos después del gol del gigantón del United, un balón colgado en una falta acabó con Bronn rematando de cabeza y superando a Courtouis. El gol podía tomarse como algo producto de la buena fortuna o como algo anecdótico, pero lo cierto es que, hasta el tercer gol al filo del descanso, los tunecinos ofrecieron su mejor versión, desplegaron un gran juego y fueron capaces de contener a Mertens, De Bruyne y Hazard.
Sin embargo, poco después de marcar el gol, Bronn sufrió una lesión que le obligó a abandonar el campo y, más adelante, Youssef también debió retirarse en camilla, dando entrada el técnico Nabil Maaloul a Benalouane. Por si no esos dos percances no fueran suficiente, Lukaku volvió a marcar gol justo un minuto antes del descanso, algo que afectó anímicamente a los norafricanos.
El 3-1 daba aire fresco a los de Roberto Martínez, quienes salieron con hambre de más en la segunda parte. Hazard marcó un gol a los 5 minutos de la reanudación y con ello sentenció el partido. La estrella belga controló un balón al hueco que le dejó solo frente al arquero, a quien regateó para posteriormente empujar a portería vacía.
Túnez no bajo los brazos. Aunque la remontada era algo imposible, trató de conservar su honor y de exigir a los belgas a defender, para que el partido no se convirtiera en un mero rondo. Sassi tuvo una ocasión poco después y Khazri siguió creando peligro en ataque.
La entrada de Michy Batshuayi fue clave para redondear la goleada. El del Dortmund se convirtió en un auténtico quebradero de cabeza, tal vez el jugador con el que más dificultades tuvieron los tunecinos para neutralizar. Fruto de su chispa, contó con cuatro ocasiones clarísimas: en la primera se quedó solo frente a Ben Mustapha, pero este anduvo rapidísimo para salir del área y arrebatarle el balón; en la segunda fue capaz de regatear al portero y de chutar a portería vacía, pero un defensa saco bajo palos; en la tercera se encontró con el balón en el área chica e inexplicablemente mandó el esférico al larguero; mientras que en la última un remate de volea se encontró con una parada antológica del portero rival. Sin embargo, en esta ocasión fue a la quinta la vencida, cuando el recién entrado Tielemans le puso un centro que, lanzándose en plancha, remató de volea.
Tan solo restaban cinco minutos, pero aún le dio tiempo a la selección de Túnez para marcar el gol del honor. Khazri remató un pase de la muerte y estableció el definitivo 5-2 en el marcador. Fue el premio a la digna actuación de su equipo.
Con este partido, el segundo en el que los Diablos Rojos ganan por goleada, se colocan primeros de grupo y se afianzan como una de las favoritas para llevarse este mundial. Sus más de veinte partidos seguidos sin perder así lo acreditan, por lo que los de Roberto Martínez serán uno de los rivales a los que las demás selecciones temerán enfrentar. La decepción en la pasada Eurocopa contra Gales fue mayúscula, pero esta vez pinta que van en serio. Muy en serio.