En el día de los Reyes Magos, Almería y Mallorca buscaban regalarle dos puntos a sus aficiones. Los locales se portaron mejor y los reyes les premiaron con ese regalo.
El partido empezaba con un Mallorca bien plantado, pero que se fue diluyendo con el paso del tiempo. Por su parte el Almería fue con su particular «in crescendo» en el partido. En el minuto 10, Dani Rodríguez buscaba a Álex López pero la jugada no pudo ser cristalizada por el catalán. Esa fue la única jugada con cierto peligro del conjunto balear, a partir de ese momento, el Almería se comvertía en amo y señor del partido.
Sin embargo, los locales no conseguían concretar jugadas de peligro ante un Mallorca que no era capaz de trenzar ninguna jugada combinativa. El centro del campo almeriense domaba a Salva Sevilla y Marc Pedraza, totalmente superados en el día de hoy. En el 45′, un penalti claro, el primero, cometido por Valjent suponía el 1-0 de Álvaro Giménez.
El partido se iba al descanso con los baleares muy tocados y un Almería que olía la sangre. Así lo demostró en el inicio de la segunda parte. Nada más empezar, se mostraron las intenciones. El Mallorca se mostraba muy impreciso en la creación y la gran presión local ocasionaba pérdidas peligrosísimas que Manolo Reina, hoy imperial, se encargaba de solventar. Primero a Narváez y luego parando dos penaltis más. Antes de la tercera pena máxima llegaba el 2-0. Otra pérdida de Pedraza en el centro del campo provocaba un tres para uno que se saldaba con un chut al primer palo de Juan Carlos.
Tras el 2-0, el partido entró en unos minutos de descanso, pero el conjunto bermellón seguía sin encontrar esa finura para la creación y con muchas pérdidas daba pie a que el Almería sentenciase el partido, pero un majestuoso Reina lo evitaba parando otro penalti.
Los Reyes Magos han traído carbón a la isla mayor de las Baleares en forma de partido desastroso, mientras que en Almería han llegado con el mejor regalo que hay en el fútbol: tres puntos y buen juego.