“Qué el ritmo no pare”. Así se canta en el vestuario del Cornellà tras cada victoria. En el Nou Municipal van siete seguidas por parte de los verdes. El conjunto catalán doblegó a un Valencia Mestalla que se vio desbordado y solo con el 3-0 en contra fue capaz echar mano a su rival. Los de casa volvieron a mostrar su solidez y cerraron el partido con goles y un juego ambicioso. Todo ello le valió para acabar la jornada segundo mientras que el Mestalla sigue abocado a plazas de descenso.
El Cornellà se hizo suyo el inicio del partido. Los de Xavi Calm dominaron teniendo menos posesión de balón que el Valencia Mestalla. Generaron más y dieron más sensación de comodidad mientras el filial che circulaba el balón en el centro del campo. Los carriles laterales fueron la vía de peligro de los de casa. No se complicaron en zonas de mayor concentración y buscaron las bandas tanto para los laterales largos como para los puntos, que cayeron con frecuencia a los costados.
El gol llegó de la estrategia. En un encuentro en el que el Cornellà hizo méritos para decidir desde el juego, se adelantó en lo que siempre le funciona: el balón parado. La jugada salió como la dibujaron en la pizarra. El balón salió desde 40 metros de la portería valencianista, en posición centrada. En el interior del área, desde un costado, Goldar impactó para poner el balón en la pequeña donde entró Ricard como un tanque para introducir el balón y a él mismo y todo lo que se le hubiera puesto por delante en el interior de la portería.
Avisó el Mestalla antes de tomar el túnel de vestuarios. Sin haber llegado anteriormente, consiguió en el 43 mandar un balón al travesaño. Pablo Jiménez recibió en el punto de penalti y a la media vuelta conectó un disparo que impactó de pleno en el larguero. «Es cuestión de eficacia», reconoció el técnico del Mestalla, Miguel Grau, tras el partido. En el segundo tiempo el Cornellà volvió a darle la razón al técnico che a través de un remate de cabeza de Borja a la salida de un córner que supuso el segundo.
Los de casa no perdonaban. Ramón en cambio, aguaba las ocasiones del filial del Valencia una tras otra. El Cornellà encontró sus mejores minutos tras el gol. Solidez y combinaciones rápidas en banda entre los carrileros, los interiores y los puntas, que caían con frecuencia al costado. Todo ello fluía dando lugar a llegadas y desarticulando toda posibilidad de ataque del conjunto visitante.
El Mestalla solo pudo ser él mismo tras el tercero del Cornellà. Carlos Esteve recogía un rechace tras una salida de Cristian para anotar a portería vacía. Los locales y su afición habían acabado ya su partido cuando quedaba medio segundo tiempo. «El ritmo ha bajado tras el 3-0 y eso no puede pasar», dijo Calm en rueda de prensa. Lo cierto es que la relajación permitió al Mestalla marcar tres minutos después de haber recibido el tercero. Una falta botada por Álex Blanco, el autor del gol de su equipo, impactó en el poste sin que Ramón llegara a poder moverse. Ahí el Mestalla perdió su último atisbo de esperanza.
El partido murió con unos diez últimos minutos de poca trascendencia. El Cornellà que dudó durante diez minutos acabó por conseguir la séptima victoria consecutiva en casa. Le permitió colocarse segundo tras el empate del Lleida pero las victoria de Hércules y Atlético Baleares siguen dejándole un único punto de margen sobre la quinta plaza. El Mestalla no carbura y es penúltimo. La buena noticia para los de Grau es que las plazas de permanencia están solo a un punto.