Se abría la vigésima quinta jornada de la Liga con un partido entre dos equipos que necesitaban los tres puntos para distintos objetivos. El conjunto local, quería poder alejarse de la zona baja y mirar para Europa. En frente, el Huesca, necesitaba recortar puntos con la zona de la salvación para poder seguir aspirando a ella.
El partido comenzó con un control prácticamente total del conjunto catalán y un Huesca que parecía no estar nada centrado en el encuentro.
Darder repartía juego y Wu Lei acometía peligrosos ataques cada vez que tocaba el balón. En una falta en al frontal del área del capitán del equipo oscense, Etxeita, el Espanyol se adelantaría. Granero definió la falta de forma magistral para batir a Santamaría.
El conjunto altoaragonés después del gol, tampoco logró reaccionar, y aguantó como pudo una y otra vez los ataques del conjuntos blanquiazul.
Después del descanso, un minuto más tarde, el equipo dirigido por Francisco logró poner las tablas con un gol de Etxeita trás un pase fabuloso de su compañero en la zaga, Pulido.
Trás el gol, el encuentro se igualó y el equipo de Rubí perdió protagonismo. Los cambios no ayudaron al Espanyol, que se le notaba cada vez más incomodo sobre el terreno de juego y por el contrario, el equipo visitante ganaba peso en el encuentro y empezó a gozar de oportunidades para adelantarse en el marcador. Los últimos minutos fueron favorables al equipo azulgrana, que se volcó al ataque buscando como fuera los tres puntos para recortar distancias con el Celta, pero sin fortuna.
El empate refleja justicia en un encuentro que cualquiera de los dos equipos podría haber ganado y probablemente les supo a poco el punto. Los de Francisco, quedan a la espera de lo que hagan sus rivales, colocándose momentáneamente a 5 puntos de la salvación. Los de Rubi se quedan a 6 puntos de puestos europeos y a 7 del descenso.