Este partido no suponía solamente de tres puntos más. Se trataba de conseguir una victoria que, en el caso del Villareal, consiguiese espantar los fantasmas del descenso y alejarse un poco más del pozo; y, en el caso del Rayo, suponía salir del descenso y dejar más tocado a un rival directo. Un partido de 6 puntos, y mucho más importantes tras la victoria del Valladolid en Ipurúa.
Suárez supera la igualdad
La igualdad entre ambos conjuntos era total. Ya de inicio, el uso de la misma formación emparejaba a cada jugador con su némesis en el campo. Era complicado jugar y triangular, pero el Rayo encontró un filón al que se sujetó toda la primera parte: el balón a la espalda y que los hombres de banda sean protagonistas. De hecho, el plan pilló desprevenidos al Villarreal, muy espesos con la pelota cuando Cazorla no aparecía.
El Rayo tenía más amplitud y verticalidad con el balón, mientras que el Villarreal esperaba descolocar la defensa rayista con posesiones largas. Y en este contexto apareció Mario Suárez para abrir el marcador con un majestuoso remate de cabeza a la salida de un córner. Un cabezazo capaz de sentar cátedra de cómo rematar, girar la cabeza, y ponerla en la escuadra. 0-1 en la primera ocasión -y única- que tuvo el Rayo. Eficacia total.
El Villarreal estaba ‘grogui’. Les era difícil construir con una defensa bien poblada y plantada. Pero Chukwueze la tuvo, y muy clara. Tras un rechace de un centro lateral, la perla nigeriana no acertó para igualar la contienda. Era un golpe de efecto, volver a empezar para el Rayo. Los madrileños la tuvieron y la metieron; los castellonenses, no.
Ekambi revoluciona
Qué comienzo de segunda parte. Y con un nombre propio: Karl Toko Ekambi. 2 goles en dos minutos para dar la vuelta al partido. El primero, tras un centro en el área que embocaba a gol sin oposición; y el segundo tras una perfecta definición des del balcón del área. Giro de 180º. 2-1 en el marcador. Las consecuencias anímicas eran claras: los pupilos de Calleja estaban exuberantes, y los de Michel decaídos. La solidez defensiva mostrada en los primeros 45′ minutos no servía para nada. Debían volver a empezar.
Tras los diez minutos de locura que vivió el Villarreal, el partido se tranquilizó, pero lo hizo en los pies de los jugadores amarillos. Las pulsaciones se bajaban y se priorizaba el control del balón que no un partido loco, y aun más cuando enfrente tienes a Raúl de Tomás -hoy desaparecido-. Las ocasiones de gol eran inexistentes y solo el Villarreal era capaz de acercarse a la meta rival. Lo que al Rayo le había funcionado en la primera parte lo había subsanado perfectamente Calleja, con la colaboración de un Miguelón inexpugnable por su banda.
Moreno sentencia al Rayo
Acinco5 minutos del final fue Gerard Moreno quien acabó por matar el partido y corroborar que el Villarreal es firme candidato a no bajar de categoría. Un balón al espacio de Morlanes -que realizó un partido extraordinario- lo aprovechó el catalán para marcar dos partidos consecutivos por primera vez en toda la temporada. El partido acababa con un 3-1 que deja al Rayo muy hundido en la clasificación. El Villareal se pone a cuatro puntos del Celta y certifica el cambio que se lleva produciendo en el equipo desde que volvió Calleja.