El You’ll Never Walk Alone daba el tiro de salida para que hoy se conociera el primer finalista de la Champions. En Anfield no cabía ni un alfiler. Los ingleses no se querían perder la posible remontada del Liverpool.
Hecho que se iniciaría muy temprano gracias al tanto de Origi después de que Ter Steguen rechazara el primer intento de Henderson. Un gol en el minuto 7 que llega después de que Jordi Alba le entregara el balón a Mané. El Barça empezaba con el peor escenario que se pudieran encontrar en terreno inglés, y si el partido no mejoraba, parecía que los de Valverde iban a sufrir para llegar a la final de Madrid. Por suerte Messi jugaba para uno de los dos equipos, aunque en su primera ocasión haría lucir a Alisson.
Poco a poco se irían cambiando los papeles. El Liverpool vería como las ocasiones cambiarían de ser de color rojo, a ser azulgranas. Ter Stegen se estaba convirtiendo en la peor pesadilla de Henderson. Le negó el primer tanto y también un posible segundo gol. Una parada providencial que un gran porcentage de espectadores veían como el balón entraba entre los tres palos. Airlines Ter Stegen volvía a despegar una vez más esta temporada.
En los últimos segundos de la primera parte pudo llegar el empate, que se estaba buscando desde los últimos treinta minutos. Los primeros 45 dejaban dos nombres, Arturo Vidal y Alisson. Los mejores de cada equipo. El Liverpool, si hay una cosa que se ha encargado de remarcar, ha sido que aquí no se rinde nadie.
Si el primer tiempo acababa con la gran actuación del meta local, la segunda empezaría con la del meta visitante. Aunque otro error del Barça le volvía a castigar. Una mala salida de Alba y Wijnaldum ponía al Barça en las cuerdas. A los de Klopp les quedaba 35 minutos para empatar el encuentro, pero solo le harían falta dos minutos más para que Wijnaldum lo hiciera posible.
La falta de acierto y los errores culés dejaban nulo el resultado de la ida. Ahora, el que marca es el finalista y parece que el Liverpool ya esta comprando los billetes para el Wanda. La mentalidad de ambos equipos había dado un giro de 360 grados. El Liverpool tenía que ir a buscar un gol más, procurar que el Barça no le hiciera uno y pensar el la hipotética final en el Wanda. Para los del Barça era marcar, marcar o marcar.
Ambos conjuntos estaban jugando con el máximo respeto, nadie se quería equivocar, aunque hubo un error fatal de los blaugrana. Un córner donde todos los que vestían de amarillo estaban despistados y los que vestían de rojo vieron la oportunidad para firmar la remontada. Origi fue el hombre que despertó a los rivales dormidos en el área.
Sin más tiempo para marcar el tanto del empate el Barça dice adiós a la final y el Liverpool celebra su merecido pase.