El Rayo Vallecano, ya descendido, será el primer escollo de un Real Valladolid que busca continuar un año más en la máxima categoría del fútbol español. Pero no por ello, por estar descendido, será una comparsa. Quiere acabar el curso de la mejor forma posible e intentará poner en todas las dificultades posibles al cuadro blanquivioleta. Jémez ya avisó que no quieren ser colistas: «No es lo mismo descender último que penúltimo». El colegiado del encuentro será el murciano José María Sánchez Martínez. Colegiado internacional y que dirigirá un partido de alto voltaje.
Un Real Valladolid al que solo le vale la victoria para poder certificar la permanencia en la categoría. Lo que lograría en el caso de que también el Girona, a un punto, no ganase al Levante. Pero, aunque no lo logren los pupilos de Sergio González esta jornada, necesitan el triunfo para llegar dependiendo de sí mismos a la última jornada frente al Valencia.
Despedirse de su afición con victoria
Tras consumar matemáticamente su descenso a Segunda División la anterior jornada, el Rayo regresa a Vallecas para disputar su último partido del curso en casa. Lo hará ante una afición que ha visto como su equipo ha sido incapaz de mantener la categoría a lo largo de 36 jornadas. El rendimiento que ha ofrecido la plantilla rayista esta campaña no ha sido bueno, sobre todo a nivel defensivo, puesto que con 66 goles encajados ha sido el peor de la categoría, lo que supone una medida de casi dos por partido.
Para este partido, el técnico rayista Paco Jémez cuenta con la baja por lesión del central Alejandro Gálvez, al que podría sustituir Jordi Amat, ausente la pasada jornada por decisión técnica y que reemplaza en la lista al uruguayo Emiliano Velázquez, baja por proceso febril. También serán baja Embarba, por sanción, y Mario Suárez.
Arma de doble filo
Enfrente estará el Valladolid, cuyo único objetivo es ganar y «dar a la ciudad, al equipo y al club lo que se merece, que es seguir en Primera», según indicó su técnico, Sergio González. El hecho de que el rival no se juegue nada puede ser «un arma de doble filo», puesto que «todos los equipos salen a ganar y más ante su afición, para poder despedirse con un buen sabor de boca», aunque también puede darse el caso de que, al jugar más relajados, cometan errores que tratarán de aprovechar los vallisoletanos.
Lo que Sergio advirtió es que «el Rayo es un buen equipo, que ha hecho grandes partidos en su campo, que no tiene complejos y que juega con mucha gente delante del balón», De ahí que haya insistido en la necesidad de salir con la máxima concentración y mantenerla hasta el pitido final, para evitar sorpresas. A pesar de la polémica suscitada con las entradas, por el alto precio que el Rayo ha fijado para la afición visitante, habrá nutrida presencia blanquivioleta en el estadio vallecano.