Confirmación de ascenso o de hundimiento

Esta última semana de 3 partidos se ha saldado de diferente forma para ambos conjuntos: los sevillanos han cosechado 4 puntos, pero con unas sensaciones poco positivas a la altura de campeonato ya alcanzada; mientras, el Éibar no había logrado ninguna victoria hasta la pasada semana, dónde gracias a sus 7 puntos de 9 posibles alcanza en la clasificación a su próximo rival.

Rubí, ante la necesidad de reivindicarse

A pesar de que únicamente se han consumido 8 de las 38 jornadas del campeonato liguero, el Real Betis de Rubí Ferrer no termina de despegar, ni por resultados ni por sensaciones. El casillero bético ofrece solo 8 puntos, un número calificable como insuficiente para el objetivo de entrar en competiciones europeas, siendo conseguidos 7 de ellos en casa, por lo que sigue siendo una asignatura pendiente los resultados lejos del Villamarín.

Dejando a un lado el tema clasificatorio, otro de los asuntos que preocupa al aficionado bético es el juego ofrecido por su equipo y las sensaciones que desprende a estas alturas de torneo. Si se eliminan los partidos frente a Real Valladolid y Getafe, al estar durante gran partido con 10 jugadores (y curiosamente en ambos dejando buen sabor de boca a pesar de la inferioridad numérica), cuando los andaluces han estado en igualdad de condiciones no se ha visto ni el sello del entrenador ni la mejor versión de los futbolistas ni un fútbol de calidad, a excepción de ratos contados.

Prueba de ello ha sido la pasada semana: empató a 0 en un difícil campo como El Sadar, dónde la gran actuación de Joel Robles evitó la derrota; derrotó al Levante por 3-1, teniendo que remontar nuevamente el tanto inicial de Hernani y, por último, salió derrotado de La Cerámica por un abultado 5-1, que si bien no muestra fielmente lo que fue el partido, tras el 2-1 el equipo se dejó ir hasta encajar una abultada y sonrojante goleada.

Así, tanto el míster como los jugadores tienen un partido para no solo llevarse los 3 puntos, sino también para comenzar a crecer como equipo e ir asentando un estilo que les permita competir por los altos puestos de la tabla.

El Éibar vuelve a ser el de siempre con Mendi

Muchos daban por muerto al equipo dirigido por José Luis Mendilíbar hasta la pasada semana, pero si algo ha demostrado el técnico vasco es que sus equipos y, más concretamente su Éibar desde que iniciase su segunda etapa, nunca se rinde. Y en uno de los momentos más crítico que se le había planteado al equipo eibarrés bajo su mando, no fue una excepción.

Los armeros tras cuatro jornadas habían conseguido únicamente un punto, gracias a un empate frente a Osasuna en tierras navarras, por lo que ya se escuchaban los primeros murmullos en torno a la plantilla y al míster, ya que más allá de los resultados adversos el equipo vio como le remontaban un 0-2 en el Wanda Metropolitano y un 0-1 en casa frente al RCD Espanyol, muy dolorosos a nivel psicológico para los vascos.

Sin embargo, en la semana con mayor carga de partidos, el equipo comenzó su ascenso: empate a 0 el Ciutat de Valencia, con un partido de muy buenas prestaciones y muchas oportunidades; una agónica victoria en casa frente al Sevilla, remontando un 0-2 y enganchando a su afición y, finalmente y de nuevo en casa, una contundente victoria frente al Celta por 2-0 para terminar de romper toda duda sobre el grupo y su capitán de barco.

Ahora, después de acumular esas dos victorias consecutivas en casa, el Éibar tiene la oportunidad de seguir creciendo y cosechar su primera victoria fuera de casa, siendo además un campo en el que puede haber un ambiente crispado.

En busca del 11 tipo

Ambos técnicos querrán encontrar por fin el 11 que les de mayores garantías para toda la temporada, si bien el equipo visitante puede acogerse a la norma de “lo que funciona, no se toca”. Para dicha confección, no estarán en el bando bético por lesión Juanmi, Kaptoum, Fékir y será duda hasta última hora Canales, mientras en el Éibar únicamente están en la enfermería Sergi Enrich y Róber Correa.