En el fútbol el trabajo de un entrenador, sea bueno o no lo sea, siempre es bastante ingrato. Porque lo único que te mantiene o te saca de tu puesto son los resultados, algo que es bien sabido en la profesión y que tampoco le es desconocido a Aritz López Garai. El técnico del CD Tenerife sabe que lleva semanas cuestionado y que su futuro, si no llegan resultados de forma inmediata, no se prolongará por mucho tiempo en la isla. El equipo, decimoctavo con 14 puntos, marca la zona de salvación solo porque el golaverage general es mejor que el del Real Oviedo.
Ya se especuló con su destitución tras el partido de Montilivi. Pero la derrota del otro día en Girona estuvo muy condicionada por jugar muchos minutos con uno menos y la imagen en igualdad numérica que mostró el equipo no fue mala. Es por ello que el vasco tendrá una bala más. Pero será una bala que no tendrá fácil esquivarla. El Cádiz, líder casi intratable de la categoría, será quien visite el Heliodoro Rodríguez López la próxima semana. Y es que todo lo que no sea un buen resultado o una muy buena imagen, parece que acabará con la etapa de López Garai al frente del CD Tenerife.
Un cese que se justifica exclusivamente en los números. Solo ha ganado tres partidos de quince y solo uno de esos fue en casa. El equipo despliega un fútbol atractivo y ofensivo, pero en el otro área, la propia, las sensaciones no pueden ser peores. La constante sensación de endeblez defensiva y, sobre todo, errores individuales de bulto de jugadores que venían a ser importantes como Ortolá o Šipčić lastran mucho al club que ve como el descenso es, ahora mismo, una amenaza muy real.