Al Levante le ha surgido un problema y éste apunta a ser de los graves. La entidad granota, que presentó hace meses el mayor presupuesto de su historia, tiene ahora mismo un gravísimo problema llamado fair play financiero. Esas tres palabras que parecen solo oírse para los grandes clubes, también se aplica para los humildes y ahora aparece como un nubarrón muy grande en el horizonte granota.
El club debe vender antes del cierre del ejercicio, que es el 30 de junio, jugadores por valor de 12,5 millones. Una cifra alta y que obligará al Levante a, seguramente, verse obligado a traspasar a algún jugador de los más cotizados de su plantel. Pero dentro del club la confianza en revertir esto es máximo. Así lo expresó Quico Catalán que no ocultó el problema a sus accionistas y a los que pidió un voto de confianza alegando que bajo su mandato se han hecho las ventas más caras de la historia del club (Lerma y Boateng).
Pero la primera consecuencia de esto es que el Levante no podrá fichar el enero. Con ese déficit de más de 12 millones solo podría hacerlo si en enero logra ya equilibrar el balance. Algo que en el club se ve imposible, dado que en el mercado invernal los desembolsos por traspasos son nulos o muy pequeños a excepción de contadas operaciones entre clubes de los más potentes del continente.
¿Qué ocurre si el 1 de julio el Levante no arregla su situación?
Ocurrirá que el Levante se expone a una sanción sin poder fichar en próximas ventanas de mercado. Si no logra arreglarlo, la propia Liga y su control financiero le obligarán a vender para poder tramitar fichas. Pero aunque eso lo solucione, el expediente que abrirá UEFA, derivará en una sanción casi segura de entre dos y cuatro ventanas de mercado sin poder fichar se disponga o no de margen económico para hacerlo. Al no ser un club reincidente, ni ser un exceso grande de la normativa económica, probablemente la sanción de llegar se quedase en dos. Es decir, un año completo sin poder fichar.