Cerca estuvo Can Misses de convertirse en una plaza maldita como son Vilatenim, La Magdalena o el Municipal de Santa Coloma. Tres campos de infausto recuerdo donde el cuadro blaugrana se despidió de la Copa del Rey en 2001, 2002 y 2004. Durante muchos minutos el estadio del Ibiza estuvo cerca de serlo, pues durante muchos minutos el cuadro ibicenco fue ganando. Pero apareció Griezmann con dos goles, el segundo en el último minuto, para superar un mal trago y una mala actuación coral del cuadro blaugrana. Estarán en el bombo de octavos los culés, pero el partido debe servir para reflexionar profundamente.
El partido comenzó, como se esperaba, con un dominio total y absoluto del cuadro blaugrana. Tocaban y tocaban los de Quique Setién buscando un hueco por el que entrar en la tela de araña tejida por el Ibiza. Pero a los de Pablo Alfaro no les hizo falta tener mucho la posesión para hacer daño, porque lograrían gol en la primera llegada a portería. Raí profundiza por banda izquierda, pone el cuero atrás y Javi Pérez remata raso cruzado, pero el balón toca en Pep Caballé, batiendo a Neto. Explosión de júbilo en Can Misses.
Sin reacción culé
Se esperaba una reacción culé, pero esa no llegaba. Solo un par de acciones de Ansu Fati parecieron hacer despertar a los blaugrana. Pero el Ibiza seguía enchufadísimo en el encuentro. Rodado logró el 2-0 en el minuto 17, pero cometiendo una clara falta sobre Lenglet, de forma que el tanto no subió al marcador. Unos minutos después Javi Lara, consumado especialista en el balón parado, casi sube el 2-0 de falta. Pero fueron Raí y Rodado quienes tuvieron el segundo. El primero tras una gran maniobra personal se encontró con el poste y el delantero con todo a favor lanzó a donde estaba Neto.
Con ese susto en el cuerpo para el Barça se llegó al descanso. Un intermedio en el que, visto lo visto, los de Quique Setién debían dar gracias de ir solo 1-0 abajo.
Nada pareció cambiar tras el descanso. El Ibiza seguía ahogando totalmente la salida de balón del Barça que sufría de forma casi indecente en su propio campo. Para más problemas Neto sufría un percance un tobillo tras un choque con Fran Grima, pero el portero brasileño pudo continuar. Quique Setién no esperó más. Movió el banquillo con la entrada de Jordi Alba y varió el esquema pasando a Ansu Fati arriba.
Fue el prometedor canterano culé quien tuvo la primera ocasión, sí, primera, en el 62′ de encuentro. Su remate fue muy forzado tras un centro lateral que no inquietó a Germán, pero el Barça ya llegaba a área contraria. Poco después sí que llegaría la primera intervención del portero del equipo pitiuso. Un disparo de Rakitic lo detenía sin excesivos apuros Germán. El trabajo y la disciplina de los de Pablo Alfaro rallaba la perfección, pues gran parte de la paupérrima imagen culé en Can Misses era responsabilidad suya.
Griezmann al rescate
Pero con la entrada de Jordi Alba y el reajuste de piezas el partido comenzó a cambiar. Ansu Fati no encontró rematador en una gran pase atrás en el área. Fue el preludio al gol de Griezmann que no perdonó en el mano a mano con Germán tras un pase de Frenkie De Jong. Este gol cambió el partido. El Barça despertó y al Ibiza le faltaba la frescura de minutos atrás para asfixiar la salida de balón del cuadro culé.
Pero no parecía el cuadro de Quique Setién capaz de crear ocasiones ante un Ibiza que aguantaba y que incluso tuvo el 2-1. Lenglet cortó de forma providencial un envío a Fran Carbiá, solo, para evitar el 2-1. El descuento, de seis minutos, fue dramático. Ansu Fati reclamó un penalti que no fue concedido y Griezmann en el último minuto logró el 1-2 con un buen disparo ajustado al palo tras servicio de Jordi Alba. Un gol que daba la clasificación y evitaba un bochorno de lo más absoluto para el FC Barcelona en un Can Misses orgulloso con la entrega de los suyos. Porque si hay formas de caer derrotado, la del Ibiza hoy fue de lo más dulce.