El Atlético de Madrid se jugará este miércoles su pase a cuartos de final de la Champions en un escenario imponente como es Anfield y con la renta del 1-0 conseguido en la ida en el Metropolitano. Los rojiblancos han empatado los últimos dos partidos de Liga y tienen en el recuerdo la dura derrota de hace un año en Turín, donde la Juventus les remontó un 2-0 de la ida, algo que tratarán de evitar. El Liverpool, que había llegado eufórico al partido de Madrid, se encuentra en su único momento de dudas esta temporada y ha sufrido dos derrotas más desde entonces, contra Watford en Premier League y Chelsea en FA Cup.
Los de Klopp no podrán contar con el portero Allisson, al que sustituirá Adrián, por lesión y el capitán Henderson será duda para el once hasta última hora, aunque el técnico alemán ha confirmado que está recuperado. Por lo demás, los reds contarán con su once de gala, con Mané, Salah y Firmino arriba como gran amenaza ofensiva para el Atlético, que supo cerrarles los espacios muy bien en la ida. El balón parado, de nuevo, puede ser un factor diferencial con Alexander-Arnold y Van Djik como hombres más peligrosos. El empuje en los primeros minutos podría ser clave para el desarrollo del partido.
Por su parte, el Cholo ha viajado a Liverpool con todos los jugadores de la primera plantilla disponibles por primera vez en varios meses. En principio, parece que Trippier, lesionado en la ida, ocupará el lateral derecho y Joao Félix será titular junto a Correa y Morata. El delantero madrileño sufrió un percance en un entrenamiento, pero parece que esto no le impedirá seguir siendo el 9 del equipo. Diego Costa, que ya ha tenido varios minutos después de su lesión, podría ser un revulsivo en la segunda parte. El entrenador argentino ha asegurado que dispone de un plan B y que el juego rojiblanco no se basará únicamente en los balones largos y las contras durante el partido.
La atmósfera, clave
Sin duda, uno de los factores diferenciales en la ida fue el ambiente creado por la afición colchonera en el Metropolitano. Algo a lo que los jugadores reds apelaron desde el final de aquel encuentro para dar esperanzas a su afición de que la remontada es posible en esta vuelta en casa. La magia de Anfield ha demostrado en múltiples ocasiones la influencia que tiene en el juego del Liverpool, sin ir más lejos en grandes remontadas como el 4-0 al Barça hace casi un año. Sin embargo, y aunque parece improbable ya a estas alturas, los últimos acontecimientos relacionados con el coronavirus han puesto en duda que el partido llegue a disputarse con aficionados. De jugarse a puerta cerrada, el escenario cambiaría radicalmente para los intereses de ambos equipos.