Jorge Almirón ha caído de pie en su debut como entrenador en el Elche. Su primera experiencia fuera del continente americano en un banquillo está siendo más que notable. Al menos así lo avalan sus resultados en el Elche. Tras asumir la dirección de un recién ascendido con el presupuesto más bajo de Primera que ocupa la zona media de la clasificación, sin pasar, por ahora, el más mínimo apuro a nivel clasificatorio.
En los nueve primeros partidos con el equipo ilicitano, el técnico argentino ha demostrado una riqueza táctica notoria. Ha utilizado numerosas variantes, tanto para adaptarse a las circunstancias de su equipo como para contrarrestar los puntos fuertes de sus rivales. Almirón ha demostrado mucha capacidad para mover piezas durante los encuentros sin casarse con nadie (más allá del portero Edgar Badía).
La realidad es que Jorge Almirón todavía no ha repetido alineación esta temporada y oportunidades para ello no le han faltado. Tampoco lo hará la próxima jornada tras la baja de Lucas Boyé al ser expulsado frente al Cádiz. Pero más allá de alineaciones, lo que más sorprende es la riqueza de esquemas, todos resultando satisfactorios.
Ha empleado hasta cuatro esquemas distintos de inicio con el equipo. Desde el 3-4-3; al 3-5-2; pasando al 4-1-4-1 y también el 4-4-2 del pasado sábado. Los dos primeros es cierto los usó para paliar la ausencia de laterales puros y específicos en ambos costados, si bien ahora eso parece resuelto con Josema en la izquierda y puede volver a una defensa de cuatro. Algo que sin duda, y como ha dejado entrever, casa mucho más con sus ideas. Pero unas ideas, las de Jorge Almirón, moldeables y flexibles.