En modo apisonadora. Así salió el Mallorca de Luis García Plaza al césped de su casa. Los bermellones se plantearon cerrar el partido durante los primeros minutos. Con esa actitud llegaron los dos goles antes de los quince minutos. Una acción de nueve puro de Abdón que batió por debajo de las piernas a Álvaro Campos y tan solo cuatro minutos después los jugadores se vistieron de artistas para dibujar una obra de arte sobre el terreno de juego que remató Salva Sevilla para llevar a la lona a un Castellón que no tuvo tiempo de plantarse en el campo.
El 2-0 no apagó el hambre del Mallorca y siguió jugando con mucho riesgo pero generando mucho peligro comandado por un Galarreta estratosférico en todas las facetas del juego. Sin embargo, el Castellón quería aferrarse al partido y Cubillas estuvo a punto de acercarse a ese clavo ardiendo, pero Reina estuvo excelente.
Los orelluts notaron la relajación balear y pudieron recortar distancias en varias ocasiones pero no estuvieron acertados de cara a puerta. El Mallorca bajó un pistón el ritmo inicial al ver encarrilado el encuentro, pero con la pelota en los pies para evitar acercamientos de los visitantes.
La segunda parte empezó con un guión parecido. El Castellón quería agarrarse al resultado y salió con una marcha más que el Mallorca. Fidalgo, que había entrado sustituyendo a Cubillas tuvo la primera oportunidad, pero su disparo se fue por el lateral.
Con la esperanza en el horizonte, el Castellón apretaba en busca de ese gol que le diese vida para afrontar la recta final del partido, pero volvió a aparecer Abdón Prats para apuntillar al conjunto castellonense tras aprovechar el pase de la muerte de Mboula. Este gol mandó al Castellón al terreno de los sueños y el partido entró junto a ellos en una fase previa al sueño.
Con el 3-0, Luis García se dio el lujo de meter cuatro cambios y entre ellos apareció el nombre de una estrella joven. Luka Romero volvió a aparecer sobre el terreno de juego con el marcador a favor para que pueda crecer con los grandes. Esta situación la aprovechó el Castellón para intentar despertarse y Eneko Satrústegui se levantó para recortar distancias.
El gol de Eneko sirvió para dar un pequeño empujón a su equipo, pero el Mallorca supo reaccionar a las intentonas del conjunto de Óscar Cano y se puso a defender con la pelota mediante posesiones largas que hicieron que el ímpetu visitante se disolviese en esas posesiones eternas. Así se terminaba otra jornada en la que el Mallorca vuelve a ejercer su superioridad en el campo. Dos inicios fulgurantes tumbaron a un Castellón que no le perdió la cara al encuentro, pero que no pudo aguantar el arranque local.