Última jornada de 2020 muy amarga para los equipos del Principado. El Real Oviedo, ya el pasado viernes, encajó una derrota en Ponferrada más dolorosa por las sensaciones y el juego que por el resultado en sí. Un punto que sí logró sumar el Sporting pero que desde luego le sabe a muy poco, no por el partido en sí, sino por como se produjo ese empate y de la injusta y arbitraria manera que llegó, con un Pulido Santana convertido ya en uno de los mayores enemigos públicos del cuadro rojiblanco.
Pulido Santana, ese maldito hombre
- Cierre de año amargo: Antes del partido frente al CD Leganés lo cierto es que el empate podía no ser mal valorado por el Sporting. El equipo llegaba con una baja importante y dos jugadores importantes no al 100%. Pero el como se desarrolló el encuentro y como llegó el empate final es de una frustración muy notable. El Sporting acariciaba los 34 puntos para acabar el año lo que sería una cifra fastuosa, que solo dos equipos habían logrado antes. El de Marcelino en 2004, que llevaba esa marca y el de Abelardo en 2015 que sumaba 37. Sin embargo este equipo de Gallego se quedará en 32, marca coincidente con el Sporting de Preciado en 2008.
- Un nuevo partido fiado a lo largo: No comenzó bien el partido el cuadro sportinguista. La alta presión y una mayor intensidad de los pepineros le hizo sufrir al inicio de ambos periodos. De todos modos el equipo respondió con suficiencia en defensa. Ocasiones claras del Leganés hubo una en el primer tiempo y cuatro en el segundo, contando los disparos lejanos que no habían sorprendido a Mariño. El Sporting lo fio todo a aguantar y buscar su oportunidad con el partido más avanzado. Y lo encontró.
- Djuka alcanza las dobles cifras: Antes del gol al rechace del penalti de Djuka, que suma ya 10, el Sporting ya estaba mejor sobre el terreno de juego. El Leganés le costaba mucho más llegar a área contraria con su ‘falso’ 4-4-2. Martí lo vio e introdujo cambios, pero no le dieron el resultado esperado porque justo casi a continuación encajó el tanto del Sporting. A partir de ahí es cierto que el Sporting no defendió bien esos minutos. Pudo contraatacar e incluso irse al córner a perder tiempo y renunció a salir de campo. Pero salvo un cabezazo que saca Mariño, el Leganés no tuvo ocasiones en ningún momento.
- Pulido Santana roba, del verbo ROBAR; dos puntos: En la dictadura de la RFEF está prohibido dudar de la honorabilidad de los árbitros o te sancionan con dureza. Pero para dudar de eso, hay que tener honor primero. El problema de estos señores que visten de negro, azul, verde o el color que toque es que no lo tienen. Por eso llamarles ladrones no debe ser ofensivo cuando es decir la verdad. Están por encima de la ley y eso no puede permitirse jamás. Solo en una clara pretensión a querer pitar algo que no existe se justifica la decisión de Pulido Santana. Vio penalti en una disputa que él llamó ataque prometedor cuando pasa el balón 2 metros por encima y no vio el puñetazo digno de Cassius Clay a Borja López. Por eso llamar LADRÓN al árbitro jamás será una falta a su honor.
Mal día en El Toralín
- Siempre está Yuri: El Real Oviedo no consiguió sumar puntos en su visita a Ponferrada. Ya no es una novedad que en El Toralín el conjunto azul no sume, pero es significativo que en una ocasión dónde existía la posibilidad más que posible de entrar en fase de ascenso el equipo caiga con poco juego y dudas. Parece que ante los equipos de un nivel similar o mayor el equipo de Ziganda no consigue carburar, y se traduce en que mirar hacia arriba cueste cada vez más. Y no son noticias buenas porque todo conjunto que quiere pelear por ascender debe ganar estos partidos. En el partido disputado en territorio berciano el verdugo fue Yuri, que ha anotado siempre que los carbayones viajan a los dominios de la Deportiva. El brasileño siempre está presente y sigue arruinando las ilusiones asturianas.
- La defensa sigue siendo una tarea pendiente: Desde que el Real Oviedo retornó a la Liga de Fútbol Profesional ha habido un problema sobre el verde que pese a que se han buscado soluciones nunca ha dado un resultado sólido. Es la defensa, y sus errores siguen siendo demasiado decisivos. En esta ocasión, la Ponferradina se llevó los tres puntos gracias a un córner muy bien lanzado por Erik Morán que la zaga azul no supo resolver debido a los problemas originados por la falta de altura y, lo que es peor, de contundencia. Apareció Yuri y el resto es historia. Para que el Real Oviedo pueda competir mirando hacia arriba debe solventar lo mejor posible ese inconveniente, porque de lo contrario volverá a dar quebraderos de cabeza.
- Joan Femenías tiene ángel: La mejor noticia del curso 2020-2021 del Real Oviedo tiene el nombre y los apellidos de Joan Femenías. El portero balear es el futbolista que más vida da a los pupilos de Ziganda jornada tras jornada y su nivel no para de crecer. En esta ocasión, paró un penalti a Yuri con una gran estirada consiguiendo que el equipo de la capital del Principado de Asturias se mantuviese con vida. Además, estuvo durante todo el partido evitando el tanto local. Y sí, puede tener parte de culpa en el tanto de la Ponferradina, pero la responsabilidad no solo cae sobre sus hombros. En este momento, gran parte del valor del conjunto asturiano viene dada por el nivel de su portero.
- Los problemas con la rotación: Parece que José Ángel Ziganda ha encontrado un once tipo o un bloque que más o menos se repite, pero en el debe se mantienen los inconvenientes con la rotación. Por un lado, el técnico vasco sigue sin convencer con los cambios durante el choque. Por otro, ante la Deportiva se demostró que lejos de los jugadores de máxima confianza y mayor nivel no hay alguien que puede cambiar las cosas. Por ello, el mercado de invierno puede jugar un papel determinante para cambiar el fondo de armario oviedista.