El futuro del Málaga CF más allá de esta temporada es todo niebla y terreno inexplorado. A día de hoy no se sabe si el club seguirá intervenido, si un accionista (o accionistas) mayoritario tomará las riendas y que pasará. Por saber ni el entrenador, ni el director deportivo, tienen contrato más allá de esta campaña. Pero esto no está siendo excusa para quien ocupa el puesto deportivo de mayor responsabilidad como es Manolo Gaspar esté parado.
Todo lo contrario. El malagueño está diseñando ya las líneas maestras del próximo proyecto en el que, si no hay novedades, el Málaga volverá a disponer de capacidad plena para disponer de 25 fichas y un límite salarial no recortado por sanciones. En ese Málaga de la 21/22 hay dos jugadores que se quieren sean los líderes del equipo junto con otros dos que ya tienen contrato (Juande y Luis Muñoz). Son los casos de Yanis Rahmani y Pablo Chavarría.
El extremo franco-argelino está cedido por el Almería, donde le resta un año de contrato. El jugador está encantado en Málaga y por él no parece haya resistencia para poder continuar en La Rosaleda. El problema llegará con el cuadro indálico. En caso de ascenso, la situación le será favorable a la entidad de Martiricos; dado que si no han contado con el jugador en Segunda, no lo harían en Primera. En cualquier caso hay que llegar a un acuerdo con el jugador, porque la ficha que percibe este año es abonada casi en su totalidad por el Almería y el Málaga no puede asumirla completa.
Con Pablo Chavarría la situación es distinta. Solo depende de un acuerdo entre el jugador -que ya abrió la puerta semanas atrás a continuar- y el club. Acaba contrato y no tiene ninguna carga atrasada con ningún club. Sin embargo su buen rendimiento en la categoría de plata le generará competencia y llegar a un acuerdo, con la posición económica que tiene el Málaga podría ser de todo menos sencillo. Las próximas semanas o meses serán clave para que los planes de Manolo Gaspar se puedan realizar.