Una lucha entre la supervivencia y seguir en Champions, un reencuentro entre jugadores y sus antiguos clubles, y el posible estreno del Papu como sevillista. El encuentro en Ipurúa traía muchos alicientes entre Eibar y Sevilla, algo que hacía del primer encuentro del sábado uno de esos que debe ver todo aficionado al fútbol. El balón sobre el césped decidiría quien se llevaría los tres puntos en este gran partido.
El Eibar aprieta pero el punto de penalti cambia todo
El conjunto armero saldría con ganas de ponérselo difícil a los sevillistas y para eso se encomendaría precisamente al cantero del equipo hispalense. Bryan Gil encaraba cada vez que podía a Jesús Navas y sus diabluras estaban poniendo en peligro el marcador desde un inicio. A Lopetegui no le estaba gustando nada lo que veía y trataba de despertar a los suyos, pero los de Mendilibar estaban muy cómodos. Y si ya no le estaba gustando, el técnico sevillista tendría que realizar un cambio desde un inicio ya que Acuña se lesionaría nada más comenzar.
El Sevilla estaba sufriendo y no conseguía salir de su campo, salvo por alguna jugada excepcional de Jordán. Estaba claro que los hispalenses debían encontrar una forma de librarse de la presión asfixiante del Eibar pero un error de Dmitrovic podría haber cambiado el curso del encuentro. En-Nesyri chocaba con el guardameta dentro del área, al haberse anticipado, y Sánchez Martínez pitaría la pena máxima sin dudar en ningún momento. Sin embargo, el VAR llamaría al colegiado para que revisara la acción y terminaría anulando su propia decisión.
De todas formas, esta sería la mañana del VAR y en otra jugada Sánchez Martínez si pitaría el punto de penalti, tras la revisión, por una patada de Bigas sobre En-Nesyri. Ocampos agarraría el esférico y, como habitúa, no fallaría frente a Dmitrovic. El tanto cambiaba el partido, el cual le estaba costando mucho al principio, pero sería lo suficiente para darle aire a los sevillistas.
Jordán cumple la regla del ex
Con este tanto el encuentro se abriría aún más y el partido empezaría con idas y venidas por ambas partes. Pero el pitido del final de la primera mitad llevaría a ambos conjuntos al túnel de vestuarios, ambos con sensaciones de necesitar corregir cosas y que sus técnicos iban a dar guerra durante el descanso. Todo podía pasar en la segunda mitad y para ello debían reajustar sus juegos.
El Sevilla salía con la intención de dominar y así lo haría. Comenzaría la segunda mitad con más ocasiones y más dominio del esférico, algo que terminaría convirtiéndose en gol. Habían pasado diez minutos de segunda mitad cuando un contraataque llevaría a Aleix Vidal a poner un buen pase dentro del área, para que el exarmero Joan Jordán se adelantara a Dmitrovic y pusiera el segundo tanto en el marcador.
El tanto de Jordán reactivaría a los armeros y se vería una lluvia constante de centros al área de Bono. La entrada de Enrich, junto a Kike, daba comienzo a estos centro pero la defensa sevillista se sentía muy cómoda y no estaba teniendo problemas para despejar los balones. Con todo esto llegaría finalmente la sustitución de Dmitrovic, quien había estado mal desde el choque contra En-Nesyri y ya se retiraba lesionado.
Por mucho que lo intentaran, la defensa del Sevilla o Bono se encargaban de que ningún centro acabase en el gol y el pitido de Sánchez Martínez indicaría el final del partido. Con una victoria por dos tantos, y sufriendo en muchas ocasiones, el Sevilla se marcharía con tres puntos en el bolsillo. Por su parte, los de Mendilibar tendrían que levantar la cabeza para enfrentarse en las próximas jornadas a todos sus rivales directos.