Advertía Coudet que el Celta se enfrentaría este Lunes al (para él) mejor equipo y mejor entrenador de LaLiga, no lo decía en vano ya que el conjunto colchonero puede sacar petróleo de cualquier jugada y en cualquier momento del partido, lo demostró hoy perfectamente Luis Suárez, que sigue en racha goleadora.
Encuentro bastante cerrado con pocas ocasiones, en el que los delanteros de ambos equipos supieron aprovechar su oportunidad.
Primera parte celeste
Arrancaba el choque de estilos en el Wanda con un Celta presionando arriba y ahogando por momentos a un Atlético incapaz de salir con el balón, muy impreciso en sus pases y con su defensa de 3 bastante más atrás de lo que le gustaría al ‘Cholo‘ Simeone.
Minuto 13 en el que Iago Aspas coge el balón en tres cuartos de campo, abre a la banda derecha para Hugo Mallo que pone un centro perfecto de primeras, para que remate de cabeza Santi Mina y haga su tercer tanto en liga.
Durante los primeros 45 minutos el balón fue dominio de los vigueses hasta que Kondogbia toca para Llorente, que consigue conectar un centro raso com Luis Suárez para rematar a la portería de Rubén.
Efectividad rojiblanca
La segunda mitad empezaba como acabó la primera, pase al hueco de Kondogbia, centra Renan Lodi y remata el uruguayo Luis Suárez para establecer la remontada colchonera y reafirmar su gran estado de forma, con 16 tantos en esta campaña.
Iago Aspas iba a tener 5 minutos más tarde la igualada pero un imperial Geoffrey Kondogbia cortaba el tiro del gallego a bocajarro para mantener el 2-1. Destacar el partido del francés que supo aprovechar su primera titularidad, realizando casi 20 recuperaciones de balón.
Poco más de los segundos 45 minutos hasta que Coudet, decidió mover el banquillo para meter a los nuevos fichajes, Augusto Solari y Facundo Ferreyra, este último debutaba con la camiseta del Celta.
Tanteo por partes iguales de los dos conjuntos, Aspas encuentra el hueco para filtrar un pase a Solari, que pone un balón raso a Ferreyra que lo único que tiene que hacer es empujarla y hacer el 2-2 en los últimos minutos. Merecida felicidad celtiña, que nunca dió por perdido el partido.