Escocia volvía a la Eurocopa después de muchos años de ausencia. Hacía 25 años que los escoceses no disfrutaban de la presencia de su selección ni de los acordes del ‘Flower of Scotland’ en el máximo torneo de países a nivel continental. Volvía tras ese largo periodo de ausencia y lo hacía en casa; lo hacía en Hampden Park ante una República Checa que se presumía como su máximo rival para intentar clasificar a los octavos de final.
Un retorno que Patrick Schick se encargó de convertir en pesadilla con dos goles, el segundo desde más de 45 metros para colocar a los checos como líderes de grupo empatados con Inglaterra, y ser claro candidato si no ya ganador al mejor gol del torneo, que será el próximo rival de los escoceses el próximo viernes. Un duro varapalo para Escocia que mereció más, pero pagó cara la efectividad en las áreas donde el todavía portero del Sevilla Tomas Vaclik fue un muro infranqueable para los de Steven Clarke.
El partido tuvo una primera parte con pocas ocasiones, el propio Schick había puesto por delante a los checos con un buen remate de cabeza ajustado al palo. Ninguno de los dos equipos había propuesto gran cosa y apenas una ocasión del propio Schick y otra de Robertson que sacó Vaclik con una gran mano fueron reseñables.
Tras el descanso, Escocia había salido con una marcha más e incluso dispuso de un remate de Hendry que se topó con el larguero cuando los más de 12.000 espectadores en Hampden Park cantaron como gol y con un mal despeje de Kalas que Vaclik tuvo que sacar de manera acrobática. Pero justo después llegó ese 0-2. Los escoceses aún pudieron sacar el orgullo y crear ocasiones, pero se estrellaron con un Vaclik que se reivindicó con dos buenas actuaciones ante Dykes.
No se rindieron los escoceses. Eso no va con ellos, pero no pudieron derribar el eficiente muro checo. Vaclik fue el último contrapeso a ese muro que resistió a toda la embestida de los highlanders en un Hampden Park que no pudo terminar su vuelta a las competiciones de élite con mayor decepción. Ahora los checos pueden asegurarse su presencia en octavos si logran ganar a una Croacia obligada, más que nunca a derrotarles en la próxima jornada.