España venció a Australia por 0-1 gracias a un tanto de cabeza de Mikel Oyarzábal a un perfecto centro de Marco Asensio desde la derecha. Quedaban solo 10 minutos y el profuso dominio español tuvo premio cuando los fantasmas del partido frente a Egipto, aquel en el que la Selección apenas logró crear ocasión y media de gol, acabó sin goles. Contra Australia alguna ocasión más hubo, pero no muchas más. La revolución de hasta seis cambios de Luis de la Fuente, dos de ellos obligados, no tuvo el efecto del todo deseado, aunque por ejemplo Cucurella o Zubimendi si tuvieron un impacto mucho mayor que los Miranda o Mikel Merino, titulares el primer día.
Del partido de Egipto en todo caso se aprendieron cosas. Se presionó más arriba tras pérdida, lo que hizo que el rival se embotellase cuando los aussies, a diferencia de los egipcios, no pretendían eso. Se intentó con más ahínco el buscar la espalda a la defensa. Es solo quince minutos esa verticalidad con Pedri a los mandos demostraba que esa podía ser la forma de hacer daño aunque Carlos Soler no llegara a conectar el envío. Lo cierto es el que centrocampista ché fue muy voluntarioso durante la hora larga que estuvo en el campo, pero totalmente aciago en sus acciones.
Sin embargo, si se vio una España diferente con y sin balón se vio la misma España a la que ver portería le cuesta horrores. Pedri en el 19′ chutó para forzar la primera parada de Glover justo antes de que Oyarzabal estrellara el balón contra el poste. Hay cosas que nunca cambian a pesar de que se ponga todo el interés en que así sea.
La segunda parte, pues no fue algo distinto de la primera. De hecho si no llega a ser porque Bryan Gil quiso justificar su condición de futura estrella y empezó a hacer diabluras por banda que, eso sí, él mismo mandaba por el retrete al no afinar en la definición o el pase. España veía como el tiempo se consumía ante una Australia que achicaba balones consciente de que si aguantaba daba un paso de gigante para la clasificación. Los de Luis de la Fuente se lanzaron con todo para tratar de abrir esa lata que no es que no sepan abrir, es que simplemente no logran aplicarse en la tarea.
Pero finalmente la abrió. Por calidad más que por un juego que con los cambios ofensivos del seleccionador se volvió más aturullado y atropellado. Fue en el minuto 80 cuando Marco Asensio que antes había fallado un pase fácil a Rafa Mir para casi empujar, se rehabilitaba para habilitar a Oyarzabal y facilitar que el donostiarra batiera a Glover de cabeza. El más pequeño de los que estaban en el área acertó entre los tres centrales australianos para lograr el gol que sería de la victoria.
Australia intentó a la desesperada empatar y con balones desde cualquier punto del campo al área creó más peligro (o sensación) del que debiese. Pero el marcador no se movió y aunque las sensaciones siguen dejando muchas dudas de que esta España pueda optar al oro lo cierto es que ahora es líder de grupo y un empate contra Argentina el miércoles le basta para pasar a cuartos de final que, no cabe olvidar, es el objetivo de esta fase. Lo de las medallas, para después.