Dos goles en la primera mitad le han bastado al CD Tenerife para sumar los tres puntos de esta quinta jornada frente a un Real Valladolid al que no le han salido las cosas redondas.
La efectividad del Tenerife ha podido con un Valladolid que ha tenido veinte minutos buenos. Y ha ido desapareciendo poco a poco. Shashoua ha aprovechado una flaqueza defensiva del conjunto local para crear la contra, llegar y definir perfectamente para que el primer gol subiera al marcador. Esa contra ha llegado después de una falta a El Yamiq por la que ha tenido que irse antes de tiempo del terreno de juego. El árbitro pero, ha decidido que el gol subía al marcador.
La presión del Valladolid seguía existiendo pero no servía de nada al acercarse a los tres palos defendidos por Juan Soriano. La vez que estuvo más cerca de entrar el balón en la primera mitad fue un remate del Óscar Plano que se estrelló en el poste. Esa acción podría haber tenido otro final ya que los jugadores del Valladolid pedían penalti a favor. El VAR decidió que no había nada que pitar, por lo que todo se quedó en el casi empate.
El jarrón de agua fría llegó más tarde. Cuando todo parecía que el equipo pucelano estaba más cerca del empate que el Tete del segundo, pasó lo último. Míchel se encontró con un gol un poco de rebote, ya que su remate, un buen remate, tocó el palo antes de cruzar la línea de gol. Una vez más en la historia del fútbol se hace efectiva la ley del ex.
Los cambios de Pacheta en el segundo tiempo no fueron demasiado efectivos en los primeros instantes de la segunda mitad. El cambio de esquema para poner más carne en la parte ofensiva tenía que darle ritmo al encuentro y hacer que el pucela tuviera, de nuevo, esa peligrosidad de la primera parte. El Tenerife estaba teniendo el juego donde quería, sin sufrir en defensa y sin que pasara demasiado cerca de su área. Por lo que el Valladolid tenía que espabilar si quería remediar eso y empezar a recortar.
Los locales, tanto afición, jugadores como entrenador, se veían muy desmoralizados. Se escuchaban pintos en las gradas en los últimos minutos de partido y al terminarlo. No había forma de encontrar el hueco por donde pasar para llegar a generar peligro y eso no gustaba a la afición y mucho menos a Pacheta.
Por si no fuera poco, el Tenerife tuvo el tercero en las botas de Corredera. Si no fuera por los dos paradones de Roberto, los isleños tendrían un tanto más en el casillero. A este final de encuentro tan fastidiado se le tendrá que sumar una posible baja de Olaza que parecía no poder seguir al lesionarse.