Con Haaland de tu lado, los problemas están resueltos. Así lo volvió a dejar él en claro al rescatar la victoria del Borussia Dortmund (4-2) contra el Union Berlín en la quinta fecha de la Bundesliga. No invitaba el partido a ello, ya que su equipo jugó una hora fantástica que bien pudo evitar líos. Pero la envalentonada reacción de los capitalinos obligó al escandinavo a intervenir para no perder la estela del Bayern Münich y Wolfsburgo (1°).
El Dortmund enamora
Con los ánimos calientes tras sus últimos dos triunfos ante Bayer Leverkusen (3-4), en la Bundesliga, y Besiktas (1-2), en la Champions League, los de Rose no bajaron ni un grado la temperatura. Su coral y veloz juego, la intensidad con la que presionaban y lo fácil que pisaban área dejaron en shock al Union. Más cuando Guerreiro, luego de una triangulación en espacios reducidos con Haaland y Reus, le rompió el arco a Luthe (10′). El bálsamo futbolístico estaba bordeando niveles muy lejanos a los que los berlineses podían alcanzar. No había rastro de aquel conjunto rocoso y asfixiante, que venía de caer ante el Slavia Praga (3-1) en el estreno de la Conference League.
Culpa de ello estuvo en la vuelta de Witsel a su mejor forma, desde la base, les dio equilibrio a su estremecedora estructura. Las intervenciones silenciosas del belga direccionaban a su equipo. Unos ‘borussers’ que, con o sin pelota, pisaban muchas zonas del campo a distinto ritmo, en especial las bandas, desde donde empujaban a su rival. Justamente, Meunier, que parece haber recobrado su mejor nivel, finalizó una gran transición con un centro directo a la cabeza de Haaland (24′). Eficiente el ex Salzburgo en área propia, y también contraria, puesto que inmediatamente despejaría un balón que el Union intentaría mandar al arco. Siquiera lo intentó antes de ir a camerinos.
Reacción apagada por el ‘bombero’ noruego
Quizás pequeña chispa significó la ligera respuesta que necesitaban los ‘Eisernen’ para volver al partido. Aunque tardó mucho en llegar, ya que aún sería víctima del fútbol voraz del Dortmund. Y que era más arrollador conforme Reus participaba en las jugadas en el último tercio. El capitán, inteligente para moverse y trasladar a una alta velocidad, realizó un desmarque, que Malen entendió, y colocó un balín venenoso que Friedrich mandaría a su meta (52′). Una hora de ensueño para los de amarillo y negro, superior de sobras; pero dejando siempre con vida a su rival. Lo sabía el Union y, sobre todo, Fischer, su técnico. La entrada de Teuchert devolvió al equipo su presión alta y, fruto de ello, el ex Schalke 04 obtuvo un penal que Kruse no desaprovechó (57′).
En un abrir y cerrar de ojos, el plan de Rose se vio desfasado. Los capitalinos, emparejando hombres y robando mucho en mediocampo, comenzaban a hacer del duelo un toma y daca constante. Los locales, conocedores del contexto, se aventuraron y lo pagaron. Voglsammer volvió a descontar a nada del final para sus suplicios (81′). Entonces apareció ese jugador descomunal y hambriento de gol. Un balón largo de Hummels fue bien ganado por Haaland ante Knoche y, en lo que fue una demostración de su talento, colgó a Luthe (83). Una intervención casi divina ajena al desconcierto de su equipo, que está a un punto del liderato. Así es Erling.
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