El Atlético de Madrid ha vuelto a disputar un partido de fútbol en el Wanda Metropolitano, o eso tenía entendido. La actuación que han perpetrado los de Simeone es digna de un equipo muerto, sin ideas y que no ha sido capaz de tirar ni una sola vez entre palos a un equipo como el Levante, que promedia más de dos goles en contra por partido. Cárdenas, que el año pasado en este mismo escenario dio un recital de lo que es un portero, no tuvo que intervenir más que para recoger balones de detrás de la portería para sacar de puerta.
Sinceramente, no hay mucho resumen que hacer del partido, ya que ha sido un monólogo constante: el Levante replegaba esperando a un Atlético carente de ideas y talento. Joao y ciertos momentos de Correa ha sido lo poco destacable de un conjunto muerto por dentro, llegando a haber un enfrentamiento de Giménez con la grada, tras perpetrar el central uruguayo una actuación muy próxima al ridículo.
A destacar, por lo negativo, lo de Giménez y lo de De Paul, que parece una sombra del jugador que fue un icono en Udine.
Desconozco cuál es la solución a esta situación, si la marcha de Simeone es algo necesario para enderezar el rumbo de un equipo a la deriva, pero hay que tomar decisiones radicales en un período breve de tiempo porque, si este estropicio es el que se ha creado contra un equipo que solo cosechaba una victoria en liga, no me quiero imaginar lo que sucederá cuando el miércoles que viene visite Cristiano Ronaldo el feudo colchonero. Me entran temblores solo de pensarlo.
Que toda esta crítica masiva hacia el Atlético no obvie la magnífica actuación del Levante de Lisci, que suma su segunda victoria en competición liguera (conseguidas ambas en los últimos 5 partidos de liga). A destacar los esfuerzos y consecuentes partidazos de Jorge De Frutos y Melero, que fue el hombre que consiguió el tanto que decantó la balanza en favor de los granotas.