La Atalanta está en la obligación de exprimirse a fondo en la UEFA Europa League. Con las fuerzas exactamente contadas, los italianos tienen una llave, que debieron resolver antes, frente al Olympiacos. Se sostuvo el campeón griego para evitar su eliminación apenas en la ida de los dieciseisavos, por lo que ahora va directo a herir aún más a su mermado oponente.
Con lo justo y necesario
La temporada 21-22 se está convirtiendo en un auténtica quimera para la Atalanta. De desarrollar una primera mitad a la altura del estatus ganado, a tener que vivir una segunda parte donde ruega porque no allá más bajas de las que tiene. Aunque tanto nivel ha ganado el equipo de Gian Piero Gasperini que aún así siguen compitiendo. Los resultados dictaminarán sensaciones distintas a la malafortunada realidad por la que pasan, pero ellos están ahí. Luchando por volver a clasificar a la Champions League y, como ahora, comprometidos en alargar su aventura en la segunda competición continental, que siempre exige algo más. «Es un partido distinto al del campeonato, donde tenemos posibilidades de recuperar. Su importancia es grande para nosotros», asumió Gasperini en la previa.
Siguiendo su línea el italiano, que no por nada ha hecho de su equipo uno de los más competitivos de Europa en el último lustro. Ahora se encuentra ante su prueba de fuego, cuando comience el segundo round en el que deberán defender el triunfo (2-1) obtenido en la ida contra el Olympiacos. A buena hora el campeón heleno sobrevivió al tormento sufrido en Bérgamo. La distancia corta los dejó con vida para tener la oportunidad de volver a sacarle las costuras a la ‘Dea’ con el glamor de su gente. Los de El Pireo, eso sí, son conscientes de que deberán degollar a su rival antes de verse envueltos en un cruce de golpes donde pocas chances tienen para salir triunfantes. «No importa la forma, sino como entremos al campo. Somos más fuertes en casa», aseguró Pedro Martins.
Tiempo de dejar huella
De la fuerza del Georgios Karaiskakis se fía el portugués, consciente de lo mucho que pesa el coloso en las grandes citas. En las rondas eliminatorias, es más, tan solo el Arsenal, en los dieciseisavos de la 19-20 y los octavos de la 20-21, ha sido capaz de plantar su bandera en los recientes años. Vigencia que querrá alargar un Olympiacos que cuenta con todo su escuadrón, salvo Garry Rodrigues, listo para la batalla. En una contraposición muy oscura, la Atalanta mantiene a los mismos nombres en la enfermería: Palomino, Zapata, Miranchuk e Ilicic. Grandes perdidas para unos lombardos que desean alargar su travesía.
No tan lejos quedan aquellos cuartos de final contra el PSG (1-2) en los cuartos de la Liga de Campeones 19-20. Sin embargo, las ganas ‘nerazzurras’ por seguir rompiendo sus propias barreras se mantienen: sin importar lo mermados que se encuentren, la espinita de las semifinales de la Recopa de Europa 87-88 siguen presentes. Anhelo de superación que comparte con su oponente griego, que nunca ha podido ser capaz de entre los mejores ocho equipos de la antigua Copa UEFA. Ahora, contra un rival lastimado en lo estructural y emocional, mas no en lo futbolístico, la puerta a la gloria se le abre al Olimpiacos. Quizás sea mejor así desde el punto de la Atalanta, puesto que no hay mejor momento para ponerle buena cara al mal tiempo: su pase está en juego ni modo.
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